Los conocidos como narcopisos --viviendas convertidas en auténticos laboratorios con métodos sofisticados-- y el servicio de telecoca --la venta de droga a domicilio durante las 24 horas del día a través de camellos-- se encuentran en el punto de mira de los agentes y constituyen el modus operandi más detectado en la provincia. La operativa de los traficantes varía en función de los tiempos y, como reconocen los propios investigadores, «siempre va por delante que los métodos de la policía».

El pasado diciembre la Guardia Civil desarticuló una red que operaba en la Plana Baixa con el servicio de telecoca. Detuvieron a cuatro personas en dos domicilios de la Vall d’Uixó y Xilxes. De media, los susodichos realizaban 25 entregas de droga diaria cada uno --un centenar entre los cuatro--.

Aunque los cuerpos y fuerzas de seguridad comenzaron a conocer esta metodología desde principios de los años 2000 por los casos detectados en ciudades fronterizas con Marruecos, en los últimos tiempos esta operativa se ha establecido con fuerza en toda España y también en Castellón. Los traficantes se exponen continuamente, ya que realizan pedidos non-stop los 365 días del año, circulando en moto o coche de forma permanente y pudiendo ser vistos por numerosos vecinos.

Este tipo de domicilios levantan las sospechas de los agentes por el trasiego que registran. Es en esos momentos cuando los investigadores realizan vigilancias tanto de la casa, como de los camellos que entran y salen de ella para realizar las ventas.

A principios del 2017 la Policía Nacional halló otro laboratorio en el barrio de la UJI donde también cocinaban cocaína. Los agentes se incautaron de siete kilos de la sustancia, 5.000 euros en efectivo y tres vehículos empleados para el reparto. Cinco personas fueron detenidas por tráfico de drogas.

Cocaína y heroína, la prioridad policial por su valor y secuelas

La cocaína y la heroína son los dos grandes caballos de batalla de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado en la provincia por sus graves secuelas sobre la salud y su importante valor lucrativo. Ambas sustancias mueven decenas de millones de euros al año y centran las mayores operaciones policiales de las comarcas castellonenses. La Policía Nacional y la Guardia Civil llevan a cabo, de media, una quincena de intervenciones anuales a mediana y gran escala en Castellón, según ha podido saber este diario de fuentes especializadas.

La cocaína se ha convertido en la droga dura más estable del panorama internacional. A pesar del auge de las drogas sintéticas (éxtasis, ketamina, poopers etc.), la cocaína sigue siendo una de las sustancias más consumidas y su ingesta se combina con frecuencia con otros estupefacientes.

La DEA --la agencia del departamento de Justicia de Estados Unidos dedicada a la lucha contra el contrabando y el consumo de drogas-- ya ha alertado recientemente del aumento de las descargas de cocaína colombiana en Galicia, considerando a los narcos gallegos los receptores de esta droga en Europa. La producción en el país latinoamericano no deja de crecer ante la demanda internacional de cocaína.

En el caso de la heroína, su consumo ha experimentado en los últimos cinco años un importante repunte en la provincia. Siendo una droga que parecía casi erradicada tras los estragos que causó en España en los años 80, ha regresado al panorama de la droga con fuerza. Así lo reconocen fuentes policiales y sociales dedicadas a combatir su consumo. «La heroína ha vuelto y así lo hemos notado en la gente a la que tratamos, que sufre daños gravísimos», asevera Isabel Vilimelis, directora de Proyecto Amigó en Castellón, donde tratan a casi 300 adictos a las drogas.

La marihuana y el hachís son los reyes del tráfico al menudeo. Sus efectos no pueden compararse con los de las drogas duras, aunque suponen en muchos casos el punto de partida para drogodependientes que acaban enganchados a sustancias más potentes. Tampoco su valor en el mercado es, ni por asomo, similar. En palabras de agentes especializados, «comparar el hachís con la cocaína o la heroína es como equiparar un Seat Ibiza a un Ferrari».