Los retrasos en los trenes de Cercanías entre Valencia y Castellón, a consecuencia de las obras del tercer carril, se han cronificado. Aunque día tras día, los usuarios denuncian los perjuicios por la impuntualidad y paradas reiteradas de los convoyes entre estaciones; desde Renfe apuntan que, pese a las molestias generadas, un 95% de trenes circula a su hora.

Las molestias se repitieron ayer, con retrasos reconocidos por Renfe Cercanías en Twitter, desde primera hora, a las 6.35 horas, y durante toda la jornada. La compañía admitió que, desde que se inició la ejecución del corredor mediterráneo, en este tramo las demoras rondan los 8, 10 ó 14 minutos, con picos de más de media hora, como los registrados en octubre-noviembre, febrero y, esta semana, el lunes, 30, con 36 minutos de atraso; y ayer, de 38, en la susodicha línea C6. Con todo, los viajeros apuntan a más y, sin ir más lejos, ayer expusieron la tardanza sufrida para el trayecto Valencia-Vila-real de una hora en tren, habitualmente, al doble, “en casi dos horas”.

¿Hasta cuándo los retrasos? Más allá del horizonte de finalización de las obras --se apunta al ocaso del verano, sin fecha oficial--, “el retraso de un tren es puntual y aleatorio, no se puede saber de antemano”, indican desde Adif. El Administrador Ferroviario explica que se busca primar la seguridad y minimizar las incidencias, aunque a veces hay averías electrónicas que obligan a detener temporalmente la circulación. Desde el inicio, “se rediseñaron los horarios de trenes, con variaciones de minutos, para evitar cruces. Pero es cierto que si uno se demora, ya afecta al resto”. Otra estrategia, según explicaron desde Adif, es desarrollar las obras del Corredor, tramo a tramo, para no simultanear en exceso y con ello generar un caos mayor. “Si acumuláramos más de un tramo en obras, se producirían más retrasos”, señalaron.

Desde Renfe añadieron que “se trata de garantizar la movilidad de los viajeros en condiciones”. Y explicaron que “por las obras, en algunos puntos se ralentiza la velocidad. Y ya desde el pasado octubre se variaron horarios, incrementando tiempos de viaje en 6, 8 ó 10 minutos en Cercanías, Media y Larga Distancia”.

Otro punto, el recorte de frecuencias de trenes, motivó reforzar con buses que cubrieran el trayecto, “de media al día, en ambas direcciones, suben 800 viajeros”. Pero estos han resultado ineficaces para los usuarios, al no parar en todos los municipios --lo que por otro lado Renfe evita para no elevar la duración de la ruta--. Incorporar más autobuses con el mismo itinerario pero más paradas podría ser un paliativo.

SIN COMPROMISO // Pero a fecha de hoy, la obra general acopia un retraso endémico que acrecienta la nula garantía a quien se sube a un Cercanías entre Castellón y Valencia, de llegar a tiempo al trabajo, a clase, al médico o a una cita personal. Renfe ya eliminó su compromiso de puntualidad al inicio de las obras. Y Adif, aún acoplando trabajos a las noches o domingos por la mañana, se topa con “un tráfico muy fluido y zonas de una vía por sentido. Hay que hacer encaje de bolillos”. H