Albert Rivera ha vuelto a virar. A moverse. Y como ya es tradicional en él, asegura que lo hace por sentido de Estado y para evitar la “crisis institucional” a la que, a su entender, populares y socialistas parecen dispuestos a llevar a España. Ha sido cuestión de una semana pasar de la abstención al “sí” siempre y cuando Mariano Rajoy ponga fecha a la investidura y acepte, además, seis condiciones sobre regeneración que habrían de ponerse en marcha en los tres primeros meses de gobierno. Por cierto, casi todas de fácil digestión para el PP.