No hubo sorpresas en el marcador. Mariano Rajoy cosechó 170 síes y 180 noes a su investidura y se convirtió en el primer presidente en funciones que pierde un examen parlamentario. Sin embargo, sí hubo novedades en las intervenciones. Pedro Sánchez, que lleva semanas jugando al despiste sobre si tiene en mente volver a buscar un acuerdo con Podemos que pueda desbloquear la situación, sugirió que está dispuesto a hablar. El líder socialista invitó a las «fuerzas del cambio» a tener «altura de miras y generosidad» para tratar de encontrar una «solución» al atasco político. Albert Rivera, por su parte, resucitó de alguna manera el veto a Rajoy y reclamó al PP un candidato «viable» si quiere volver a contar con Ciudadanos. La respuesta llegó por parte del portavoz del PP, Rafael Hernando, quien dejó claro que «el candidato es Rajoy, es el que ha ganado, y lo va a ser mañana, pasado mañana y durante mucho tiempo».

Nadie esperaba que en el pleno hubiera cambios en la posición del PSOE y Ciudadanos, los dos partidos principales que necesita Rajoy para ser reelegido. La mano tendida de Sánchez pilló de hecho despistado al líder de Podemos, que subió a la tribuna y en tono áspero reclamó al PSOE que se «aclare» de una vez y diga a los ciudadanos si prefiere al PP, unas nuevas elecciones o un gobierno progresista. Después, a la salida del debate, instó a Sánchez a que aclare el «desconcierto» que provocó su llamamiento en la tribuna a las fuerzas del cambio.

La respuesta no llegó por parte del socialista, que se fue sin hacer declaraciones, sino por sus asesores, que precisaron que el actual secretario general no prevé «liderar una candidatura alternativa» y que su reflexión «se limitaba a reclamar la apertura de un nuevo periodo de diálogo» y con «todos» los partidos «para dar salida a la situación». Portavoces de la dirección el PSOE también aclararon que no tiene previsto pedir la retirada de Rajoy a cambio de su apoyo al PP, como dejó caer este viernes Felipe González.

El ofrecimiento de Sánchez también sorprendió en las filas del PP. Antes que el dirigente progresista tomó la palabra Mariano Rajoy, quien dio por sentado que Pedro Sánchez no va a postularse como presidente. El convencimiento de los conservadores se basa en que el PSOE se dejó cinco escaños el 26-J y ahora la aritmética le es todavía más complicada.

LOS INDEPENDENTISTAS / Lo intente o no, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, invitó desde la tribuna a Sánchez a ser «valiente» y le recordó la necesidad de «dar voz» al pueblo catalán si quiere que los republicanos se sumen al frente de izquierdas. Y Francesc Homs (Partit Demòcrata) se mostró dispuesto a «hablar de democracia y Cataluña». Mientras tanto Ciudadanos, el otro partido que podría ser convidado por Sánchez a buscar el desbloqueo, dejó claro que no tiene intención de participar de nuevo en sus «fracasos» ni va a formar parte de ningún «teatro». Rivera tampoco se mostró dispuesto a apoyar de nuevo al PP si no acude a la Cámara con un candidato «viable».

Esta reflexión provocó el enfado del PP. Su portavoz espetó a Rivera que su partido no firma acuerdos para que duren «15 minutos», en referencia a la intención de la formación naranja de estudiar el lunes si su pacto con los conservadores sigue o no vigente. El debate, pese a que duró apenas una hora y media, fue bronco. Rajoy centró casi todo su discurso en atacar a Sánchez y este mantuvo el tono duro y le recordó que es el presidente «peor valorado de la historia de la democracia». Entre sus reproches, incluyó el uso que el Gobierno está haciendo de los pensionistas y los funcionarios para presionarle. En las últimas semanas, el presidente y su equipo han asegurado que con un Ejecutivo en funciones no se pueden aprobar los Presupuestos del 2017 y tampoco actualizar las prestaciones de los jubilados y los sueldos públicos. Sin embargo, la ley señala que sí se podrían tomar medidas por «urgencia» e «interés general», algo que el Gobierno está pasando por alto para intimidar a los socialistas.

LAS PENSIONES / Sánchez instó a Rajoy a aprobar un decreto ley que permita actualizar las pensiones y los sueldos públicos y se comprometió a apoyarle. Si no lo hace, continuó, el PSOE presentará una iniciativa parlamentaria para que se haga.

En este ambiente, el único acuerdo que ayer se abrió paso fue el de reformar la ley electoral para evitar que los hipotéticos terceros comicios sean en Navidad. Fue Rajoy el que, de la mano de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, decidió que la votación de investidura se celebrase esta semana, lo que conlleva que las eventuales elecciones sean el día 25-D. Lo hizo con el objetivo de presionar al PSOE para que evite ir a las urnas en fecha tan señalada. Sin embargo, el PP reconoció ayer que está dispuesto a estudiar «medidas» para adelantar los comicios al día 18 de diciembre. PSOE, Podemos y Ciudadanos también apoyan que se apruebe una reforma exprés de la norma que acorte los 54 días preceptivos entre la convocatoria y la votación, de forma que la campaña dure solo una semana. H