«Se pone al sector del turismo y de la hostelería en la diana de los focos de contagio del coronavirus en todo el país y se obvian los riesgos que presentan las reuniones familiares, el botellón --que llevan todo el verano sin perseguir eficazmente-- o el transporte público».

«Ahora en verano, y más en agosto, es habitual que lleguen grupos al restaurante para cenar a las 23.00 o 23.30 horas. Son comensales que a la 1.00 horas todavía están acabando y nos hacen tener todo cerrado a esa hora. Ese turno se pierde. Y a las 00.00 horas nadie puede entrar a tomar nada ya».

Cuando uno va de vacaciones quiere salir tarde y tomarse una copa después de cenar. No es bueno para un destino quitarle el ocio. Los turistas vienen a disfrutar. Tendremos un fin de semana con toque de queda a la 1.00 horas. Este año y este verano serán para olvidar».