La pregunta la hemos escuchado decenas de veces. Cada vez que vamos al supermercado, compramos algo de ropa o salimos a cenar fuera de casa suena la misma interrogación. ¿Pagará en efectivo o con tarjeta e crédito? Y por abrumadora mayoría nos inclinamos por el datáfono. Sin embargo, cuando pedimos un café, compramos una barra de pan, el periódico o un kilo de manzanas no dudamos en sacar las monedas del bolsillo. O no. Porque cada vez más en Castellón la tarjeta de crédito arrincona al dinero efectivo. Incluso para abonar cantidades inferiores a 10 euros.

Que el dinero de plástico se impone y ya supera incluso al efectivo es algo que corroboran los datos oficiales. Un ejemplo. Durante el tercer trimestre del 2016, y según el Banco de España, los pagos con tarjetas ascendieron en España a 32.713 millones de euros. Todo un récord y un 11% más que durante el mismo periodo del año anterior. El dinero retirado en cajeros fue de 31.317.

Más compras con tarjetas porque se consume más y también porque cada vez las familias tienen más dinero de plástico. En España ya hay más de 70 millones de tarjetas circulando para una población que apenas no supera los 46 millones. En Castellón son casi 800.000 tarjetas para algo más de 579.000 personas.

“La realidad es que cada vez se está apostando más por el pago con tarjeta, ya que es más seguro y más cómodo, todo ello facilitado por la implementación masiva en comercios y negocios”, apunta Cristóbal Peña, director regional de Castellón de Banco Sabadell, una entidad con 100.000 clientes en Castellón y que solo en la provincia dispone de más de 67.000 tarjetas de crédito y débito activas.

El grupo cooperativo Cajamar también habla de un alza imparable del dinero de plástico. En 2016, los clientes de esta entidad en Castellón realizaron compras con tarjetas del grupo por valor de 130 millones de euros, un 8,5% más que en el 2015. El número de operaciones se incrementó un 11,35%. «Además los datáfonos de nuestro grupo en toda España realizaron un 26% más de operaciones», explican fuentes del grupo financiero.

Donde también hablan de un alza imparable es en el sector comercial. «Son poquísimos los locales que no cuentan con datáfono. El pago con este sistema es generalizado y la inmensa mayoría de los pequeños comercios aceptan tarjeta, incluso la aceptan para cantidades pequeñas», describe Tere Esteve, secretaria general de la Confederación de Comerciantes (Covaco-Castellón).

UN MÍNIMO DE 10 EUROS // Pagar con tarjeta es un gesto habitual en casi todos los comercios y supermercados de Castellón y lo empieza a ser también en los establecimientos de alimentación. «Aún queda alguno que pone límites a las cantidades, pero son los menos», asegura Esteve.

Isabel García regenta una carnicería en Castellón y hace un año y medio decidió instalar un datáfono. «La clientela lo demandaba. Entra mucha gente joven, sobre todos, los viernes y sábados y el casi todos pagan con tarjeta, No tenemos límite, así que he llegado a cobrar compras de doce o quince euros», explica.

Otros establecimientos, en cambio, si establecen algunos límites. En Castellón, hay estancos donde no es posible pagar con dinero de plástico si el importe es inferior a diez o veinte euros. También hay fruterías y verdulerías donde el mínimo se establece en 20. «No hay una norma general de precios mínimos. Cada local tiene sus reglas, aunque cada vez son menos los tienen un pago restringido», añade la secretaria general de Covaco-Castellón.

LOS COSTES HAN BAJADO // Todos los comercios deben pagar una comisión por cada operación que se realiza con tarjeta, aunque tanto la banca como los empresarios reconocen que los costes han bajado mucho, sobre todo, en los últimos dos años. Aún así son dos importes: las tasas de descuento (comisiones que debe abonar el comerciante al banco adquirente por habilitar un datáfono y que suele negociarse entre las dos partes) y las tasas de intercambio (las que debe pagar el banco, dueño de la terminal, al banco emisor de la tarjeta). ¿ Y qué supone todo esto para el pequeño empresario? Para un ticket de 100 euros, el comerciante estaría abonando a la entidad financiera unos 0,50 euros.