Enrique Giménez, el tío Enrique, como se le conoce habitualmente, considera que la medalla de plata al Mérito a la solidaridad que ayer recogió de manos de Moliner «puede significar el principio de un cambio de algunas situaciones que no pueden aguantar más». Y esto se conseguirá, como señaló a Mediterráneo, a través de la educación: «Es mi preocupación, porque no solo hace mentes, sino que hace cerebros».

Así lo ha demostrado a lo largo de su trayectoria, en la que no solo «ha hecho mucho por la etnia gitana», sino que también «ha hecho mucho por toda la tierra de Castellón», destacó el presidente de la Diputación provincial.

Y es que, al frente de su equipo en la Fundación Punjab, este hombre de 82 años ha llevado a cabo una labor constante para «concienciar, educar y construir puentes para salvar abismos entre culturas», dado que el ser humano «está programado para desconfiar de aquello que no conoce», señaló Moliner.

Para acabar de redondear este trabajo, el tío Enrique destaca la necesidad de conseguir «una educación de nivel» que permita visibilizar y reconocer «una de las culturas más antiguas, ricas y tolerantes del mundo», la gitana, como la definió el presidente provincial. Un galardón más que merecido y muy aplaudido para reconocer «una vida entregada a hacer de la palabra gitano un canto a la dignidad, respeto y admiración».