El mercado de la vivienda en Castellón empieza el año con buen pie. La compraventa va recuperándose y poco a poco van quedando atrás los números rojos que han marcado al sector durante los últimos años.

En los tres primeros meses de este año, se han realizado en la provincia 1.586 operaciones, un 11% más que durante el mismo periodo del año pasado. Si se comparan los datos con los del 2015, los resultados aún son mejores: un alza del 17%. «Los bancos, ahora sí, parece que están dando más créditos y las ventas también van a mejor», dice Francisco Nomdedéu, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Castellón.

El repunte viene de la mano de la vivienda de segunda mano, que es la que está tirando de las operaciones inmobiliarias en la provincia. Con una obra nueva que está prácticamente paralizada, es la vivienda de segunda mano la que está concentrando el grueso de la actividad inmobiliaria. De hecho, en el inicio de 2017 se toca techo al acaparar la vivienda de segunda mano el 90% de las transacciones de vivienda realizadas en la provincia de Castellón. Este segmento de la demanda acumula, además, tres inicios de año en positivo.

Las venta de viviendas crece a buen ritmo pero lo que sigue cuesta abajo son los precios de los pisos. Y lo llamativo es que lo hace pese a que en el conjunto de España la vivienda ya sube y en algunas provincias españolas recupera los niveles del 2004. Castellón, no obstante, sigue la tendencia contraria y cierra el primer trimestre del año con un coste medio de 806 euros por metro cuadrado, según cifras de la consultora Tinsa. Son 51 euros menos que durante el último trimestre del año pasado.

Si se comparan los datos del arranque del año con los del primer trimestre del 20016 la conclusión es que el precio ha bajado otro 10%. Desde los valores máximos alcanzados en el 2007, el precio de los pisos en la capital ha menguado un 57%.

Lo que sí aumentan son los precios de los alquileres. El mercado está resurgiendo con fuerza, sobre todo en la ciudad de Castellón y todas las inmobiliarias consultadas constatan que hay mucha más demanda que oferta. ¿La consecuencia? Las familias que optan al alquiler tienen que pagar un poco más que hace tan solo un par de años.