Aunque el bipartidismo ganó las elecciones generales en casi todos los municipios de la provincia (en 75 lo hizo el PSOE y en 58 el PP), la gran noticia que dejó la noche electoral fue el gran ascenso de Vox, que, a tenor de los resultados, ha llegado para quedarse. La extrema derecha irrumpió de tal manera en Castellón que en 31 localidades quedó por encima del clásico binomio PP-PSOE. Dentro de la derecha, dejando a un lado el hundimiento extendido de Ciudadanos, la candidatura de Abascal quedó por encima de los populares en 10 localidades y fue el segundo partido más votado en plazas tan importantes como Almassora, Betxí, Borriol, Orpesa o Vilafamés, municipios cuyos ayuntamientos están gobernados por la izquierda o, en caso de pactos, el PSOE es la formación con más fuerza.

Los socialistas también sufrieron en sus carnes el auge de Vox en forma de adelantamiento y vieron cómo la formación verde les superaba en 21 localidades y se colocaba como segunda opción preferida por detrás del PP. En dos de esos pueblos, Espadilla e Higueras, no es una tendencia nueva, ya que en el 28-A la ultraderecha ya se llevó la plata del podio electoral. Al igual que en la Serratella, en la que Abascal repitió en la segunda posición pese a perder votos (dos, de 14 a 12).

La 'Murcia' de Castellón

Mención aparte merece Caudiel, que se erigió en la Murcia de la provincia al ser la única localidad de Castellón en la que ganó Vox, de la misma forma que la comunidad vecina lo fue en el conjunto de España, además de Ceuta. Con cerca de 650 habitantes, esta localidad del Alto Palancia fue el gran ejemplo de la subida de la formación en la provincia: pasó de un 16,67% a un 26,20% de apoyos y se benefició a costa de un Ciudadanos en cuesta abajo.

También resulta curioso el caso de Villanueva de Viver, donde, como ya sucedió hace seis meses, PP y Vox empataron a todo --ambas obtuvieron el domingo 13 votos y lograron el 28,89% de las papeletas--, por lo que compartieron triunfo en esta población.

Si bien el crecimiento de la extrema derecha fue la tónica predominante, hubo cuatro municipios en los que corrió peor suerte y su ideología no caló tanto. Aparte del caso de la Serratella, donde la ínfima pérdida de sufragios no afectó a nivel porcentual, en la Mata, Olocau y Tales meguaron su fuerza respecto al 28-A, aunque de forma mínima.

El contrapunto

Donde Vox ni mejoró ni empeoró sus resultados fue en Castell de Cabres, Fuente la Reina, Palanques y Villores. Esas cuatro localidades fueron las únicas en toda la geografía castellonense en las que, como ya pasó en el 28-A, Vox se siguió yendo de vacío y no logró ninguna papeleta el domingo.

Caso de Villamalur

Las del 10-N no fueran unas elecciones cualquiera para Villamalur. Tras la polémica por el censo, en la que el alcalde, el popular Juan Bautista Gimeno, denunció ante la Fiscalía un «intento de empadronamiento masivo» por parte del PSOE, lo cual provocó que los nuevos vecinos no pudieron votar en las locales del pasado 26 de mayo, la del domingo fue la primera convocatoria electoral en la que el ratificado padrón pudo ejercer su derecho a voto. Y lo cierto es que los resultados cambiaron bastante respecto al 28-A. El PSOE cuadruplicó el número de votos (obtuvo 9 y ahora se lleva 37) y se convirtió en la opción con más sufragios, pasando de un 18% de las papeletas a aglutinar el 42,53%. En contraposición, aunque el PP logró dos votos más (32), el aumento del electorado hizo que se quedara segundo, con un 36,78% frente al 60% de hace seis meses.