Arenal Sound 2016 ha sido una edición que ha batido récords. Unas 300.000 personas han pasado por el festival durante sus seis días -entre el martes pasado y domingo- en Burriana, superando los 280.000 del 2013, lo que hace que este evento musical se consolide como el más grande en España. Según avanzó el director del ciclo, David Sánchez, en su balance, el Arenal Sound ha generado 3.500 empleos directos y ha tenido un impacto económico de más de 38 millones de euros en la ciudad.

Pero ayer era tiempo de despedidas. Desde primera hora de la mañana, las vías de salida de Burriana fueron un constante ir y venir de coches y autobuses. Los primeros, bien taxis que iban y venían a la estación de Castellón o a Valencia; otros, conducidos por padres que acudían a recoger a sus hijos; o por sounders que dejaban la ciudad llenos de la experiencia inolvidable y de la ilusión por volver en el 2017. Y los buses, como parte de un amplio dispositivo de más de 200 vehículos que tejieron la red del Arenal por el mapa de toda España para devolver a casa a hasta 10.000 fieles de manera escalonada durante todo el día. Algunos aún echaron la última cabezadita en el cámping antes de coger carretera. Y es que no habían dormido en toda la noche y aún así han aguantado hasta la última fiesta en la playa.

EL CÁMPING // El ajetreo fue constante en el interior del cámping para recoger todas las pertenencias, y también en los alrededores para guardarlas de nuevo en los vehículos y emprender el camino a casa. Algunos, en tiempo de despedida, se daban el último beso a pie de autobús, ajenos a otros que no encontraban el suyo para volver a casa. A la una de la tarde ya no había nadie en el interior de los cámpings, pero en el centro de Burriana algún grupo optó por quedarse a comer antes de regresar a Barcelona, mientras otras jóvenes buscaban taxi que las acercara a la estación de tren.

En la vuelta a la normalidad también trabajaron los operarios de vía pública del Ayuntamiento que, entre otras cuestiones, recogieron vallas o procedieron a la retirada de las señales de tráfico que advertían que, entre otras, la Avinguda Constitució, era aparcamiento reservado a los vecinos con la pertinente autorización. Desde media mañana ya volvía a ser apta para cualquier vehículo.

El mayor quebradero de cabeza en este año para la organización fue alejar los escenarios principales de la playa, separación de espacios que ha dificultado bastante el tránsito de los asistentes. Esta división de los recintos ha supuesto una incomodidad.

Por todo ello, la organización ha pedido un trato justo para poder celebrar el Arenal en condiciones, al igual que cualquier otro evento de esta magnitud. En Facebook, el festival dejaba claro que quiere “un único recinto”, algo que no ha tenido este año y que busca para futuras ocasiones: “Se cierra la puerta de una edición mágica, diferente y muy especial para todos... Diferente por haber tenido que separar un recinto del otro cuando lo que queremos todos los sounders es un espacio único donde disfrutar de música, amigos y convivencia durante seis días en la playa”.

Y enseguida dejaba entrever que no va a seguir así: “Y muy especial porque supone un antes y un después en la historia del festival. Se abren nuevos caminos, nuevos horizontes donde poder seguir avanzando y mejorando para volver a crear un recinto con todas las comodidades que los sounders nos merecemos”.

Al margen, la dirección del festival prefiere por el momento guardar silencio y no decir dónde irá el próximo verano. Una incógnita que desvelará antes del 13 de noviembre, día en el que se pondrán a la venta los abonos para el 2017. Por el momento, todo apunta a que Nules podría ser una de las candidatas. H