El Benicàssim Electronic Festival (BEF) afronta su segunda edición aspirando a consolidarse en la escena nacional del género con la ambición de duplicar el número de asistentes el próximo 27 de agosto, pasando de los 2.000 del 2015 a unos 4.000. Al frente están los emprendedores benicenses Fernando Pizarro y Manuel Díaz, así como también Fernando Díaz, asentado actualmente en Escocia; y Marco Gómez, de Castellón, figurando como cuatro codirectores.

--¿Cómo surgió el festival?

--Llevamos bastantes años en la industria musical, sobre todo en la electrónica. Empezamos con una promotora cuando teníamos unos 19 y 20 años y eso ha desarrollado que cojamos actitudes y experiencia para montar un festival. Siempre hemos visto el recinto del FIB en el horizonte porque somos del pueblo. Desde que empezamos siempre pensamos que teníamos que montar algo hasta que ha surgido. Siempre ha sido un sueño tener un festival en nuestro pueblo que, además, es tierra de festivales.

--¿Es difícil el comienzo?

--Los comienzos son bastante difíciles, básicamente por el hecho de que todavía no somos un certamen grande, no percibimos subvenciones y hoy en día para crecer tienes que tener una base detrás, pero la ilusión y las ganas pueden con ello. Estamos agradecidos tanto al Ayuntamiento como al Rototom, pues gracias a ellos tenemos festival. El Rototom tiene firmado el uso del espacio hasta dos semanas después de su evento por las tareas de desmontaje. Nos ceden el lugar y nos habilitan una zona para poder realizar la cita.

--¿Qué balance hace de la primera edición, el año pasado?

--Más que satisfactorio, con apenas un mes de promoción conseguimos 2.000 asistentes. Damos gracias a todos los que vinieron el primer año porque la difusión en medios fue prácticamente nula y a través del boca a boca, muy a nivel provincial; pero, aún así, vino gente de otras ciudades.

--¿Qué expectativas hay para esta nueva edición?

--Esperamos duplicar los asistentes con la pretensión de alcanzar unos 4.000. La venta de entradas está siendo muy satisfactoria. El 80% se está vendiendo por internet, y casi un 75% son de fuera de la provincia, cuando este porcentaje en la primera edición se situaba en tan solo un 15%; es decir, hemos quintuplicado esta cifra. Antes, la mayor parte de nuestro público era de la provincia y ahora al revés. Vienen principalmente de Valencia, Barcelona, Ciudad Real, Valladolid, Zaragoza, Madrid y Murcia. También hay un 4 ó 5% de público internacional. Hemos vendido entradas en países como Alemania, Escocia, Reino Unido e Italia. Respecto al perfil de los asistentes a esta cita, la media de edad según las estadísticas es de unos 30 a 32 años.

--¿Hay una mayor apuesta por la producción artística?

--Sí. La gente de toda España ha visto el cartel y el atractivo de Benicàssim para poder venir a esta segunda edición con artistas de talla mundial como es Matador, que estuvo en la reciente edición del Tomorrowland; y otros como Paul Ritch, un asiduo en las mejores salas de Ibiza; Uner, Cuartero, que viene de una gira sudamericana; y la nota que se desmarca es Joe Crepúsculo, que fue una de las sensaciones del FIB del año pasado, por eso lo contratamos, ya que su música es un perfil diferente.

--¿También tocan otros estilos, entonces?

--Es, sobre todo, electrónico, pero también el indie no tan de guitarreo con tintes electrónicos. Además, incorporamos actuaciones en directo y apostamos por bandas locales como los benicenses Grand.

--¿Cuántos escenarios habrá en el recinto?

--Este año hemos aumentado un escenario más, pasando de dos a tres. Hay dos más principales, Agulles Stage y Pineda, en un entorno más verde; y el Dome, más local. H