La lluvia no deslució ayer la segunda jornada de la feria medieval de Onda, que se cierra hoy con gran éxito de participación. Hacia las 20.00 horas comenzaron a caer gotas, en algunos momentos con cierta intensidad, pero no hubo que suspender ningún acto, aunque muchos visitantes tuvieron que sacar sus paraguas.

Un concierto de campanas, a las 12.30 horas puntualmente, como todos los toques en la iglesia de la Asunción, marcó principalmente el inicio de las actividades. Tras dejar caer las campanas, el especialista Néstor Olucha Feliu explicó en la plaza de San Cristóbal los diferentes toques manuales que habían ejecutado los Mestres Campaners de València. Mientras tanto, un pasacalle de música celta recorría las calles del centro histórico.

Poco antes de comer, tres generaciones de juglaresas contaron cómo alegraban a la gente contando historias, cantando canciones o danzando.

Por la tarde, una extraña familia de comerciantes llegó con su carromato y recorrió el recinto del mercado para buscar un lugar donde vender sus productos, pero la venta se tornó en disparate merced a sus alocados miembros. La ligera lluvia no les impidió acabar de contar sus historias. Los caballos también pudieron subir a lo alto de la fortaleza, en mitad de la gente con paraguas, para celebrar el torneo.

Para finalizar la jornada, con algo de retraso sobre la hora prevista a las 23 horas, la fortaleza acogió el espectáculo musical La dansa de la mort, “una representación donde el fuego, la música y la danza se combinaron para recrear este espectáculo ancestral que perduró en el tiempo hasta bien entrado el siglo XVII”, según destacó el teniente de alcalde, Ángel Badenas. Un torneo a caballo clausurará hoy domingo la feria a las 20.30 horas. H