Este verano salió a la luz un informe tan importante como aterrador. Un informe sobre el plástico y los mares que afirma con credibilidad científica que si no hacemos algo eficaz y con urgencia, en el año 2050 habrá más plástico que peces en los mares.

Fu el día 23 de julio de 2020 cuando Pew Charitable Trusts y SYSTEMIQ lanzaron ‘Breaking the Plastic Wave’ (Romper la Ola de los Plásticos, en traducción libre), uno de los estudios más completos y analíticamente sólidos jamás realizados sobre plásticos oceánicos. Los socios colaboradores fueron la Universidad de Oxford, Universidad de Leeds, Common Seas y la Fundación Ellen MacArthur.

El cálculo debería ser suficientemente útil como para que todos nos paremos un minuto a pensar qué puede hacer cada uno, pero de verdad. Porque las perspectivas de la Fundación Ellen MacArthur sobre los hallazgos del estudio y lo que empresas y gobiernos deben hacer ahora para abordarlos tienen todo el interés.

En el informa final, los científicos denuncian que hemos llegado a esta ‘pre dramática’ situación, porque la humanidad se ha dedicado a producir enormes cantidades de productos plásticos sin tomar medidas para regular su uso ni decisiones para gestionar adecuadamente su eliminación.

No hace falta salir de casa, ni ir más lejos de la tienda de nuestro barrio para ser testigos de que el plástico sigue siendo omnipresente en nuestra vida. Y si no, abra hoy mismo su nevera o su despensa o su armario de la limpieza, y fíjese bien.

Las botellas de refrescos o de leche, los envases de mil productos de limpieza o de higiene personal, los envoltorios de muchas comidas, los paquetes de congelados, los protectores de ropa o las bolsas de camisas, las medicinas, las carpetas de los niños, nuestra propia manera de envolver la comida sobrante para su conservación?

Y su uso, claro, tuvo y tiene un sentido práctico: es económico y es un magnífico conservante.

Pero a estas alturas de la vida de cada uno, por joven que sea, todos deberíamos ser conscientes de que este ahorro y esta comodidad tienen un precio. Y es demasiado caro. Porque lo estamos pagando con el futuro de nuestra casa común. De nuestro planeta.

Y si no, atentos a este dato que debería hacernos parar y tomar decisiones. Los desechos plásticos que acaban en el océano cada año ascienden aproximadamente a 11 millones de toneladas métricas. Destinadas directamente a dañar la vida marina y los hábitats.

Todavía peor. El informe asegura que si dejamos nuestra vida como está y no hacemos nada, la cantidad de plástico que cada año tiramos al mar se triplicará. Y allá por 2040 estaremos arrojando al planeta 29 millones de toneladas métricas por año. Unos 80.000 kilos de plástico al día. El equivalente a 50 kilos por metro de costa en todo el mundo.

Los países son perfectamente conscientes de la situación y el espeluznante futuro que nos espera si no ponemos remedio. Pero como es un problema que va más allá de las próximas elecciones, las cosas van despacito.

Es verdad que tanto los gobiernos como la industria están adoptando nuevas políticas e iniciativas voluntarias, pero se quedan cortos. Tanto que los expertos estiman que con los compromisos que se están asumiendo en la actualidad conseguiríamos reducir la fuga anual de plástico al océano en solo un 7%, con un margen de error del 1%.

Y no es factible plantearnos resolver este problema mediante el reciclaje, porque no llegaríamos nunca.

El informe asegura que la industria y los gobiernos tienen hoy en sus manos las soluciones necesarias para reducir las tasas de fuga anual de plástico terrestre al océano en casi un 80%.

Y para completar el objetivo y abordar los 5 millones de toneladas restantes por año estaríamos en condiciones de enfrentarnos a una innovación significativa en toda la cadena de valor.

No estamos hablando de un reto inasumible para los gobiernos, las empresas y los consumidores. El escenario de cambio de sistema es económicamente viable, pero es necesaria una reorientación urgente e importante de la inversión de capital.

Además, abordar las fugas de plástico en el océano bajo el escenario de cambio de sistema tiene muchos beneficios colaterales para el clima, la salud, el empleo, las condiciones laborales y el medio ambiente, lo que contribuye a muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Por eso la perspectiva de la Fundación en este estudio La solución de la economía circular para la contaminación por plástico, establece acciones urgentes y claras para empresas y gobiernos, que podríamos resumir en titulares:

? ELIMINAR los plásticos que no necesitamos.

No solo quitando las pajitas y bolsas, sino ampliando rápidamente los modelos de delivery (reparto) innovadores, que entregan a los clientes productos sin embalajes o utilizando envases reutilizables.

? REDISEÑAR todos los artículos hechos de plástico para que sean reutilizables, reciclables o compostables.

? CIRCULAR. También es crucial financiar la infraestructura necesaria para que podamos aumentar rápidamente nuestra capacidad de recolectar y circular estos elementos. Algo así como los cascos de las bebidas que se devolvían en las tiendas a mediados y finales del siglo XX.

Esto requerirá cerca de 30 mil millones de dólares USA en financiaciones anuales recurrentes, en el mejor de los escenarios

? INNOVAR a una velocidad y escala sin precedentes hacia nuevos modelos de negocio, diseño de productos, materiales, tecnologías y sistemas de recolección para acelerar la transición a una economía circular.

Este estudio confirma que la visión de una economía circular para el plástico es la única manera de solucionar los inasumibles niveles de desperdicio y contaminación que amenaza dramáticamente nuestros océanos y nuestro planeta.

En comparación con el escenario habitual, la economía circular tiene el potencial de

– Reducir el volumen anual de plásticos que entran en nuestros océanos en un 80%

– Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 25%

– Ahorrar 200 mil millones de dólares USA al año

– Crear 700 mil puestos de trabajo adicionales hasta 2040.

Y es una visión que ya une a más de 850 organizaciones a través del Compromiso Global por una Nueva Economía del Plástico y la red del Pacto del Plástico.

Para la Dama Ellen MacArthur:

«Breaking the Plastic Wave trae un nivel de detalle sobre el sistema global de los plásticos sin precedentes, confirmando que, sin un cambio fundamental, en 2050 podría haber más plásticos que peces en el océano.

Para invertir la marea del desperdicio y la contaminación por plástico, tenemos que aumentar radicalmente nuestros esfuerzos y acelerar la transición hacia una economía circular.

Debemos eliminar los plásticos que no necesitamos y reducir drásticamente el uso de plástico virgen.

Tenemos que innovar para crear nuevos materiales y modelos de negocio de reutilización.

Y necesitamos una infraestructura mejorada para asegurar que todos los plásticos que usamos circulen en la economía y nunca se conviertan en residuos o contaminación.

La cuestión no es si una economía circular de los plásticos es posible, sino qué haremos juntos para que se convierta en realidad.»

Y el momento es ahora. Tenemos las primeras soluciones al alcance de la mano, y un retraso de cinco años en la implementación se convertiría en unos 80 millones de toneladas adicionales de plástico que irían a parar al océano para 2040.

La entrada Si no hacemos esto, en 2050 habrá en los océanos más plástico que peces se publicó primero en Verde y Azul.