Naturaleza en estado puro, cultura, tradición, hermosas playas, pequeñas ciudades costeras con encanto y, cómo no, gastronomía de nivel.

De pintxos por Donostia: Alta Gastronomía

En Gipuzkoa se puede comer a lo grande con raciones muy pequeñas. Los pintxos son una forma divertida y versátil de disfrutar de la gastronomía vasca. Poco a poco, bocado a bocado, es posible probar las mejores creaciones de diferentes cocinas. Es como un menú degustación que se realiza sobre la marcha, improvisando en un mismo bar o en varios a modo de 'paseo culinario'. Los hay sencillos como la genial Gilda, una banderilla de guindilla, anchoa y aceituna que nació en Donostia como homenaje a Rita Hayworth; mientras que hay otros pintxos muy sofisticados, ejemplos de alta cocina en miniatura. Entre los templos del pintxo destacan el Txepetxa, el Bergara, el Sport, el Néstor, la Chuchara de San Telmo, el Tamboril o La Viña. Aunque la cultura de se originase en Donostia, hoy en día podemos encontrar grandes bares de pintxos también en prácticamente todos los rincones de Gipuzkoa, en especial en Hondarribia y Tolosa.

La huella de Chillida arte junto al mar

Gipuzkoa es el punto de partida ideal para descubrir las creaciones de Eduardo Chillida. El Peine del Viento es probablemente su obra más conocida y uno de los iconos de San Sebastián. Para Chillida, su belleza consistía en la suma del entorno, el mar y su escultura, que juntas crean una estampa perfecta. El Museo Chillida Leku, ubicado en la finca y caserío de Zabalaga (Hernani), es un bosque encantado donde conviven en perfecta armonía el hierro, la piedra, el alabastro, los árboles y el espectador. Imprescindible. Chillida Lantoki (Legazpi), es una antigua papelera reconvertida en museo que revela la relación que tuvo el artista con esta localidad profundamente vinculada al hierro, y donde forjó algunas de sus obras más conocidas. Además, Chillida también diseñó las puertas del Santuario de Arantzazu (Oñati), una de las referencias espirituales de Gipuzkoa, donde confluyen algunas de las obras más representativas del arte vasco contemporáneo.

De pintxos por Donostia.

Mercados tradicionales: Tolosa- Ordizia

El Paraíso Rural es el corazón de Gipuzkoa, un gran laberinto de hierba y montes verdes que ha cobijado la esencia más pura de la cultura vasca, sus costumbres y su viejo idioma, el euskera. Alberga entre sus estrechos y fértiles valles un muestrario inacabable de rincones singulares, todos rociados de un aroma rural y auténtico donde podrás acariciar ovejas, intercambiar impresiones con los baserritarras y mancharte las manos haciendo pan, queso o trabajando la huerta. Dentro de este pequeño paraíso verde, no puedes dejar de conocer los mercados tradicionales, una de las señas de identidad de la zona rural de Gipuzkoa. En Tolosa, acércate al Tinglado, donde se celebra cada sábado un fantástico mercado. Dentro de la comarca del Goierri, si coincide que es miércoles, acércate al Mercado de Ordizia, cuyos orígenes se remontan al siglo XI-XII y que reúne a vendedores de productos agrícolas y ganaderos de toda la comarca. Los productos con Eusko Label son dignos de probar.

Ruta por el Flysch: Geoparque de la costa vasca

Declarado en 2015 Geoparque Mundial de la UNESCO, ofrece una de las propuestas más singulares y atractivas en torno al turismo de naturaleza y el geoturismo. El Geoparque está conformado por los municipios de Mutriku, Deba y Zumaia. En la costa, los impresionantes acantilados del Flysch nos muestran más de 60 millones de años de la historia de la Tierra. Se puede caminar por estos acantilados, realizar una excursión en barco o disfrutar de espectaculares atardeceres. El viaje continúa por el interior del Geoparque, en un laberinto de valles y montañas verdes habitadas desde la prehistoria. Es el mundo del Karst, donde se encuentra el mayor conjunto de cavidades arqueológicas de Gipuzkoa, entre las que destaca la cueva de Ekain. Patrimonio de la Humanidad desde 2008, en esta cueva pueden apreciarse multitud de pinturas rupestres. Existe una completa y variada oferta de visitas guiadas para descubrirlo a lo largo de todo el año.

Paseo por el casco viejo de Hondarribia: Tradición pesquera

El casco histórico de Hondarribia, declarado monumento histórico-artístico junto con el Barrio de la Marina, es un conjunto único de palacios, casas blasonadas y fachadas de vistosos colores. Algunos de sus atractivos tienen que ver con el arte de la guerra que tuvo que dominar debido a su posición fronteriza: la esbelta puerta de Santa María, el castillo de Carlos V o la plaza de Armas. En Hondarribia, tampoco puedes perderte su corazón pesquero, junto al citado barrio de La Marina. Además, desde la Bahía de Txingudi puedes pasar a Hendaia con un barquito, o acercarte al Cabo Higuer, en donde despunta un precioso faro y las vistas son un espectáculo. Como una opción para llegar a Hondarribia a través de la naturaleza, podemos partir desde el monte Jaizkibel, al este, que nos separa de la Bahía, la de Txingudi, y nos obliga a dar un rodeo de 20 kilómetros hasta este finisterrae de la provincia de Gipuzkoa.

Acercarse a disfrutar de la playa de Zarautz es siempre un planazo.

Desde Zarautz a Getaria: Surfeando el Cantábrico

Zarautz puede presumir de tener la playa más larga de Euskadi y una de las extensas de todo el Cantábrico: dos kilómetros y medio. Si hay olas, verás a decenas de surfistas tratando de cabalgarlas. Los pioneros de este deporte en Euskadi surgieron aquí en los años sesenta. De hecho, en el mes de abril tiene lugar la celebración del Pro Zarautz, una prueba clásica y siempre multitudinaria que forma parte del circuito surfista europeo. Desde aquí, no dudes en acercarte a Getaria. Allí podrás tomar un txakoli, un vino blanco y joven, acompañamiento ideal de mariscos o pescados. Getaria es un pueblo encantador. A pesar de su pequeño tamaño, tiene merecida fama por su península en forma de ratón, la iglesia gótica de San Salvador, sus pescados a la parrilla y por sus ilustrísimos hijos: Juan Sebastián Elcano, el marino que completó la primera vuelta al mundo; y el modisto Cristóbal Balenciaga, cuyo museo recoge una colección excepcional con muchas de sus geniales creaciones.

La tierra de la sidra: Beberse el norte

Hay un pequeño lugar en Gipuzkoa que es único y especial. Un territorio pequeño en kilómetros cuadrados pero grande en influencia en el que todo, absolutamente, todo, esta vinculado a la sidra: la historia, la cultura, la economía, las costumbres, las formas de vida, los ritos, etc. Es lo que se conoce como la Tierra de la Sidra. Astigarraga es el epicentro de la tradición sidrera vasca. En esta comarca se concentra la mayor parte de las sidrerías de Gipuzkoa. Por eso no es casualidad que también se encuentre aquí el Museo Sagardoetxea, donde puedes descubrir y degustar todos los secretos del mundo de esta bebida. Además de las aperturas de temporada cada mes de enero, en distintas localidades de la Tierra de la Sidra como Hernani, Astigarraga y Usurbil, celebran también el Sagardo Eguna (Día de la Sidra). Muchos de estos templos del comer y el beber mantienen sus puertas abiertas en la época estival para regocijo del visitante más gourmet (imprescindible reservar).

Un recorrido histórico por la tierra ignaciana siguiendo el Deba y el Urola

Perderse en este territorio es descubrir las diferentes maneras en las que el ser humano, a lo largo de la historia, ha aprovechado los elementos de la naturaleza para cobijarse, vivir, aprender, meditar o trabajar. Es la historia de San Ignacio de Loyola y de espectaculares templos, es la tierra del hierro, la piedra y el fuego, es el paisaje que ayudaron a modelar y que inspiró a Oteiza y Chillida y es el escenario de la historia de la humanidad desde la prehistoria. Dos ríos y dos valles definen la Tierra Ignaciana: el Deba al oeste y el Urola al este. Dos cuencas que han sido testigos del talento creador del guipuzcoano para el arte, el trabajo y la espiritualidad. Te proponemos un recorrido por ambas, remontando el Urola y descendiendo a la vera del Deba, y descubrir lugares como el Santuario de Loyola, Arantzazu, la iglesia de La Antigua, los Frontones de Oteiza o las Cuevas de Oñati-Arrikutz entre otros enclaves mágicos.

Una trainera entrenando en Pasai Donibane.

La bahía de Pasaia: Un pueblo marinero de cuento

En la bahía de Pasaia se encuentra Pasai Donibane, una de las grandes sorpresas del recorrido. Es un pueblo marinero que solo tiene una calle. Es tan singular que el novelista francés Víctor Hugo lo describió ?con gran admiración en su libro 'Los Pirineos' (puedes visitar aquí ?su Casa Museo). Es una gozada pasear hasta la bocana norte, contemplando un paisaje similar al de un fiordo de no más de 200 metros de anchura, o ascender hasta la ermita de Santa Ana para apreciar las vistas del puerto. Otro de los grandes atractivos de la bahía consiste en embarcar en la lancha motora que une Pasai Donibane con Pasai San Pedro y visitar Alabaola, la Factoría Marítima Vasca, un astillero-museo donde el visitante puede ver en directo la construcción a artesanal de la réplica a escala real del ballenero San Juan, un galeón vasco del s.XVI que naufragó en Canadá.?

Naturaleza y senderismo: Vida de montañas

Adentrarse en los espacios naturales de esta provincia es una liberación elevada al máximo por la belleza, la intimidad y la inspiración del entorno. Es una evasión dentro de la evasión. Espacios abiertos 24 horas como Aizkorri-Aratz, Aralar, Peñas de Aia o el Valle de Leitzaran. Y es que su accidentada orografía convierte a Gipuzkoa en un lugar idóneo para el senderismo. Además de la infinidad de caminos señalizados que se entrecruzan en las sierras de Aralar o Aizkorri y de los que ascienden a cualquiera de las montañas que estén a la vista, Gipuzkoa ofrece otra compleja red de senderos de gran recorrido. Son los conocidos GR, que balizan travesías más ambiciosas. Pueden recorrerse por tramos o en excursiones más breves, o pueden hacerse por completo, en cuyo caso requerirán el esfuerzo de varias jornadas.