En algunos aspectos recuerda al mediterráneo en su mimo por los viñedos; tiene algo de país alpino, con sus montes nevados y sus llanuras secas en las que, si el viajero entorna la mirada, puede soñar que camina por un paisaje lunar. La bañan siete ríos con un agua mencionada por poetas, en una lengua de la que es cuna.

Un buen plan: alojarse en una casa rural teniendo, allá donde se pierde la vista, una naturaleza única y, mirando hacia arriba, la sorpresa de un universo de estrellas en la Reserva Starlight. Dos experiencias únicas para disfrutar en un viaje a La Rioja. Las características de esta tierra de frontera son bendiciones para el viajero, que puede disfrutar de una impresionante riqueza natural que ha hecho que todos los pueblos que han pasado por la península hayan buscado un asentamiento en esta región a orillas del Ebro.

De aquí le viene a La Rioja su impresionante amalgama de culturas, que ha dejado restos que aún podemos disfrutar. Uno de los asentamientos más célebres y antiguos es el poblado celtíbero de Contrebia Leucade. Pero no es la única joya, Calahorra cuenta con un reconocido y sorprendente pasado romano. Los árabes dejaron su huella en leyendas que se han contado al calor de los hogares como la batalla de Clavijo y el Caballo blanco de Santiago, historias que han dado paso a una larga época de tradición medieval, de monasterios en los que se ha conservado y acrecentado una de las riquezas culturales más significativas de Europa. En época más moderna, la tradición ha calado y alumbrado una industria vinícola que ha dado fama mundial a la región.

Monasterio milenario

La historia que ha modelado la vida de esta tierra inspirará sin duda al viajero y dejará en su memoria recuerdos inolvidables por eso, uno de los mejores planes en esta tierra es visitar sus bodegas sin olvidar la joya de sus monasterios: Yuso y Suso, patrimonio de la humanidad y ubicados en el pueblo de San Millán de la Cogolla, en el valle del río Cárdenas, afluente del río Najerilla, en las estribaciones de la Sierra de la Demanda, bajo las cumbres nevadas en invierno del monte San Lorenzo, el más alto de La Rioja (2.262 metros).

El Monasterio de Suso surgió de las cuevas que habitaron discípulos de San Millán, en siglo VI. Las tareas de ampliación convirtieron las cuevas en un monasterio donde reposan estilos: visigótico, mozárabe y románico. La importancia cultural de Suso radica en la colección de manuscritos y códices que salieron de su escriptorio, uno de los más notables de la Edad Media y que compuso el magma del que surgió la que hoy es la más antigua manifestación escrita de la Lengua Española.

El Monasterio de Yuso se creó para ampliar el de Suso, destaca por sus grandes dimensiones y en él se conjugan los estilos renacentista y barroco principal mente. En su interior se conservan importantes tesoros: pinturas de Juan de Rizzi (considerado el mejor de los pintores claustrales españoles) y cobres del siglo XVII. También pueden verse las arquetas de oro y marfil, del siglo XI, que guardan las reliquias de San Millán. Detenerse en la reja del año 1676 que cierra el coro bajo de la iglesia, contemplar la escultura del trascoro y el púlpito de nogal, que parece ser de finales del XVI, es una auténtica delicia para el visitante. Su biblioteca y el archivo están considerados entre los mejores de los monasterios del país.

Un sinfín de posibilidades

La Rioja es un gran destino en cuanto a cultura, pero también es una oportunidad para los amantes del turismo deportivo y de aventura. La geografía riojana es un entorno ideal para la práctica de un sinfín de deportes al aire libre, lo que da la oportunidad al viajero de descubrir espacios únicos, con la seguridad de disponer de guías especializados. Hay que destacar las inusuales posibilidades que ofrece para los deportes acuáticos en los ríos que la atraviesan, que son también un paraíso para los amantes de la pesca.

No hay que olvidar las actividades en la montaña en cualquier época del año, perfectas para disfrutar en familia, también en invierno cuando se pueden hacer rutas con raquetas o esquí. Recomendables los recorridos por los viñedos a caballo, en bicicleta o, incluso, caminando. Por el aire los más aventureros disfrutarán de magníficas vistas desde el cielo a bordo de un globo. Para los más atrevidos, hay circuitos multiaventura que harán las delicias de los amantes del turismo activo.