Se acerca la Navidad y, con ella, los habituales excesos. Son días de comidas y de cenas, de encuentros con familia y con amigos, con compañeros del colegio o con la pandilla del apartamento. En Navidad nos encontramos todos y lo hacemos, generalmente, alrededor de una mesa. Y, cuando pasan las fiestas, llegan los remordimientos y los buenos propósitos.

El mejor propósito, sin embargo, consiste en no caer en el doble exceso: los excesos con la alimentación y los excesos intentando contrarrestar precisamente esas comilonas, esos dulces y esas copas de más. Por eso es fundamental actuar guiados por el sentido común y tratar de comer, aunque sea un poco, con la cabeza.

No hay una fórmula mágica que nos diga cuándo debemos contenernos y cuándo nos podemos dejar llevar, pero lo cierto es que es importante ser conscientes de lo que comemos y tratar de encontrar un equilibrio saludable teniendo en cuenta que, por ejemplo, saltarse comidas no suele ser la solución. Mejor reducir cantidades o compensar comidas muy grasas con otras en las que la verdura sea el ingrediente central.

El agua siempre funciona. La Navidad es el momento ideal para dejarse tentar por vinos, cavas, otros licores y todo tipo de refrescos que generalmente complicarán las digestiones. Si sabemos que vamos a tener un calendario repleto de citas con una buena sobremesa, mejor tirar de agua para hacerlo más llevadero.

Snacks naturales. Es difícil que, con tanta comilona, tengamos hambre entre horas pero, si queremos picar algo, nada como buscar frutas antioxidantes como el kiwi o la piña.

Mucha verdura. Hablábamos de equilibrio y las verduras, por su valor nutricional y su escaso aporte calórico, son perfectas para compensar de forma saludable las comidas copiosas de estas fechas navideñas. Verduras a la plancha o una crema ligera nos pueden venir muy bien para esos días que el calendario social nos da una tregua.

Huir del sedentarismo. Una sobremesa de varias horas puede compensarse en parte con paseos aprovechando los días de vacaciones o con trucos simples como utilizar las escaleras en lugar del ascensor. Si ya estamos habituados a hacer ejercicio, no es una buena idea parar con la excusa de las fiestas: nos resultará mucho más difícil volver a ponernos en marcha.

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