La empresa encargada de completar la demolición de la antigua terminal de mercancías de la estación de Vila-real, desde hace unos años completamente abandonada, inició ayer los trabajos de retirada de las placas de uralita que dan forma a la cubierta del recinto, una vez recibida la aprobación de la Generalitat al plan de obra presentado por la mercantil, lo que acarrea la autorización para quitar y trasladar estas piezas con alto contenido en amianto.

El riesgo toxicológico que puede acarrear la inhalación de polvo de las piezas de fibrocemento obliga a los operarios que llevan a cabo las labores a realizar las mismas debidamente protegidos y respetando los periodos de descanso y las normas que requieren el plan de actuación.

PROCESO // Desde la firma encargada de acometer el derribo, Demoliciones Menguilló, explican que «la intención es completar el jueves la retirada de la cubierta de uralita, que se lleva a una planta de reciclaje debidamente autorizada». Y, una vez completada esta labor, entrarán las máquinas para acabar las tareas para derruir en su totalidad el que fuera uno de los centros logísticos más importantes y con mayor actividad dentro de la Comunitat. Algo que pretenden completar hasta el 25 de marzo.

Con esta intervención, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) da respuesta a las reclamaciones efectuadas por el Ayuntamiento, como consecuencia del estado de ruina de esta instalación, que lleva años inoperativa, y para evitar los problemas de inseguridad ciudadana que se daban en este recinto y que en distintas ocasiones obligaron a reclamar la presencia de las fuerzas de seguridad.

Como ya explicó días atrás el edil de Territorio, Emilio Obiol, al hecho de que la instalación logística dejara de usarse se sumó el cierre del camino Cedre, «lo que dejó arrinconada y a espaldas de la ciudad esta infraestructura, que se convirtió en lugar peligroso y falto del mínimo decoro».