Una auténtica invasión de vila-realenses tomó la localidad zaragozada de Torrehermosa, lugar en el que nació Sant Pasqual y donde hace 10 años arrancó una peregrinación de la ciudad --en la que también participan algunos vecinos de les Alqueries y de Alfondeguilla--, organizada por la Molt Il·lustre Confraria de la Puríssima Sang i Mare de Déu de la Soledat, y que desplazó hasta el municipio aragonés a más de 200 personas, de forma que, por una jornada, triplicó su población, que ronda los 70 habitantes.

Una cita en la que no faltó una importante representación del Ayuntamiento, con la participación activa de varios concejales, incluso el alcalde, José Benlloch, en la representación del vía crucis que se realiza en la parroquia y también en las calles. El propio Benlloch se caracterizó de apóstol San Juan, mientras que Xavier Ochando fue San José de Arimatea; Diego Vila, Nicodemo; Héctor Folgado, hizo de seguidor de Jesucristo; y Dora Llop ejerció de mujer de Jesuralén.

También asistieron al evento los ediles Emilio Obiol, Rosario Royo, Marisa Mezquita y Jaume Llorens, que leyeron diferentes textos durante la misa posterior al vía crucis --en el que representaron todas las estaciones de la pasión, muerte y resurrección de Jesús--, que oficiaron conjuntamente el párroco de Torrehermosa, Ignacio Solanz, y el prior de la Confraria de la Puríssima Sang de Vila-real, Vicent Gimeno.

RECUERDO

Este año, la peregrinación cuaresmal a Torrehermosa ha sido especial por dos motivos. El primero, porque se cumplen 10 años del inicio de la misma; y en segundo lugar, porque coincide con la celebración del 400º aniversario de la beatificación de Sant Pasqual. De ahí que también aprovecharan la ocasión para descubrir una placa en recuerdo de ambas efemérides en la plaza Mayor de la localidad zaragozana, que lleva por nombre el de Vila-real. Los alcaldes de ambos municipios, Pascual García y José Benlloch; acompañados del presidente de la cofradía de la Puríssima Sang, Felipe Monfort, fueron los encargados de retirar la cortina que cubría la inscripción conmemorativa.

Por supuesto, en la representación previa a la llegada de la Semana Santa también se implicaron los integrantes de la guardia romana de Vila-real --los judíos, como se les llama popularmente--, así como el penitente que personificó a Jesús y numerosos cofrades caracterizados de época.