El Ayuntamiento de Vila-real cerró el ejercicio 2017 con 4.669.367 euros de remanentes --procedentes de inversiones que no han llegado a ejecutarse, de sobrantes de otras actuaciones previstas y de mayores ingresos-- y un déficit de 725.095 euros. Así se dio a conocer ayer, durante el pleno extraordinario celebrado por la corporación municipal, en el que se dio cuenta de los informes del departamento de Intervención sobre la liquidación del presupuesto del ejercicio anterior.

Un documento al que se acompañó otro en el que los técnicos municipales corroboran el incumplimiento de estabilidad presupuestaria previsto en la legislación actual. De hecho, en el plan económico y financiero para el 2016-2017 se calculó un objetivo de superávit de 317.240 euros, al que no ha podido llegarse porque, como apuntaron desde Intervención, «en el 2017 se devengaron gastos que quedaron contabilizados como obligaciones pendientes de imputar a presupuesto, por importe de 4.345.561 euros, que corresponden a la valoración municipal de las solicitudes de expropiación por ministerio de ley, de aprovechamientos urbanísticos o de suelo».

Al respecto, el alcalde, José Benlloch, explicó recientemente que esta situación obligará a elaborar un nuevo plan económico y financiero, «a causa del pago de diferentes sentencias urbanísticas a final del año pasado que descuadraron las cuentas, como consecuencia de la nefasta herencia del PP», que en materia de desarrollo les sigue «lastrando cada día, impidiendo cumplir los objetivos que se marcaron».

MATIZACIÓN // De hecho, el propio trabajo elaborado por el departamento que lleva las cuentas municipales matiza que «si deducimos dicha cantidad (los 4,3 millones derivados de pagos urbanísticos) del gasto computable en el ejercicio 2017, el Ayuntamiento hubiera cumplido el objetivo previsto en el plan aprobado por el pleno de la corporación en la sesión del mayo del 2016».

Desde el PP, y tras al sesión extraordinaria, el edil Carlos Gil, aseguró que «se ha puesto en evidencia el desastre de Benlloch, ya que en la liquidación del presupuesto del 2017 se han destapado pufos y facturas impagadas desde el 2013, 2014, 2015, 2016 y, por supuesto, del pasado año».

En estos momentos, y ante las dificultades de cuadrar las cuentas municipales del 2018, a causa de «los empastres del PP», el equipo de gobierno vila-realense estudia las posibilidades de posible inversión de los 4,6 millones de remanentes. Con todo, el consistorio prevé recurrir a un préstamo para pagar los 4,3 millones de valoraciones urbanísticas.