Tres décadas. Nada más y nada menos que 30 años. Este es el tiempo que lleva organizando y celebrando la Congregación de Hijas de María Inmaculada su popular Festival de Danses de la Puríssima. Una cita que, con motivo de la conmemoración de la edición del 2016, se desarrolló ayer por primera vez en el paraje natural del Termet.

En concreto, los danzantes mostraron su amplio y característico repertorio de bailes populares sobre el escenario habilitado por la Concejalía de Tradiciones del Ayuntamiento de Vila-real en la plazoleta de la ermita de la Mare de Déu de Gràcia. Un espacio al que, con la llegada del buen tiempo, no pueden resistirse los vecinos de Vila-real, así como también los visitantes llegados de otros municipios del entorno.

De nuevo, y como muestra de la hermandad existente entre dos agrupaciones socio-religiosas con gran arraigo en el municipio --demostrando que los enfrentamientos de antaño ya hace tiempo que pasaron a la historia--, los grupos de danzas de las purisimeras y las rosarieras participaron en el evento, en el que también estuvo, como entidad invitada, la Agrupación de Música y Danzas Manuel de Falla, procedente de Manzanares (Ciudad Real).

Más de 70 niños y jóvenes recorrieron las costumbres castellonenses, y también manchegas, a través de las danzas tradicionales que mantienen viva la historia y la tradición de sus respectivos territorios.

“Entre los objetivos del festival está el querer dar salida a los grupos de danzas de agrupaciones, para que los niños y jóvenes de 6 a 16 años que forman parte de los mismos puedan mostrar todo lo que han ido ensayando durante el año; es como una especie de recompensa”, explica la vocal de Juventud, María Miralles.

“Y esta actividad también tiene una parte de intercambio de culturas, ya que ahora viene el grupo de Manzanares; y nosotros, le devolveremos la visita en octubre”, añade Miralles. H