Un cóctel de 500 kilos de toallitas y de aceite usado fue el detonante del gran atasco que hizo que rebosara, la noche del sábado al domingo, una importante cantidad de aguas fecales por los imbornales del entorno de la plaza del Llaurador de Vila-real.

«La causa que provocó la incidencia fue simple. La intensa lluvia registrada durante unos 10 minutos, combinada con la acumulación de toallitas y grasa, creó unas placas enormes y supuso la formación de una gran bola que colapsó la tubería en uno de los 14 puntos negros que tenemos localizados en la ciudad», destaca el edil de Servicios Públicos, Francisco Valverde.

Los técnicos evaluaron ayer la incidencia ocurrida en la canalización de la confluencia de las calles Ermita y Comte de Ribagorça, con una complejidad que fue atajada nada más conocerse, con la colaboración de una empresa especializada. «El aviso a la Policía Local llegó sobre la medianoche. Tras ello, inmediatamente, desde las 00.30 hasta las 6.30 horas, se trabajó para retirar la masa sólida acumulada», indica el edil.

Unas acciones que se prolongaron hasta ayer, desde primera hora, para mitigar el hedor fruto de la situación. «Durante el domingo se llevaron a cabo las tareas de limpieza pertinentes que se alargaron el lunes, teniendo en cuenta el partido de fútbol del Villarreal y el Athletic Club», corrobora el responsable municipal.

ESTUDIO

Para evitar futuros episodios similares, desde el consistorio impulsarán un estudio en esta zona, en la que se juntan canalizaciones de otras infraestructuras, dificultando la circulación de las tuberías hídricas.

«Realizamos un mantenimiento regular, al ser un espacio conflictivo, por eso vamos a hacer una memoria para ejecutar obras y eliminar el estrangulamiento actual, que será costoso, pero es necesario, y que consensuaremos con las compañías que cuentan con servicio allí, como de telecomunicaciones, agua o marcas eléctricas», avanza Valverde.

Ante esta problemática, intentarán encontrar una «solución definitiva» en esta ubicación neurálgica de la ciudad, ya que sus características, en forma de acequia en algunas áreas y con un saneamiento antiguo, facilitan la aglomeración de suciedad y la aparición de los tapones.

Por otro lado, desde Servicios Sociales hacen un llamamiento de concienciación sobre la afección que causan las toallitas lanzadas al inodoro y valorarán el impulso de una campaña al respecto. También recuerdan la importancia de no desechar el aceite usado por el fregadero u otras vías similares, y la necesidad de reciclarlo para favorecer al medio ambiente y, al mismo tiempo, el bienestar en la ciudad.