«Gràcies per tot i per sempre papà. Molt orgullosa de tu i agraïda. Ens has fet fàcil la lluita i ens has ensenyat tantes coses fins a l’últim dia... Generós com sempre, estic on tu volies. En res cuidaré a la mamà per sempre. Les teus perles t’estimem moltíssim». Así expresaba su sentir Roser, una de las hijas de Pasqual Batalla, tras el fallecimiento de su padre, quien fuera primer teniente de alcalde de Vila-real, después de un año de dura y valiente lucha contra el cáncer.

Un agradecimiento que transmitieron a Batalla decenas de entidades vila-realenses, antiguos alumnos y numerosos amigos que ha dejado huérfanos allá por donde ha pasado, incluso en la ciudad italiana de Sacile, en la que recaló años atrás en su trabajo de defensa de una de sus pasiones: la tradición de la caza del parany.

Nacido en 1951 en la calle Doctor Font, en pleno corazón de la ciudad a la que tanto amó, «a la sombra del campanario de mi estimado Vila-real», decía, Batalla empezó a ejercer como maestro en 1976, y lo hizo de manera ininterrumpida hasta su jubilación, en el 2011, en Tales, Vila-real, Rossell y Nules, donde estuvo 29 años en el colegio Pius XII. Y a la arena política accedió en 1999, como concejal del Bloc en el Ayuntamiento. En el 2011 pasó a ocupar la primera Tenencia de Alcaldía, fruto del acuerdo de gobierno entre PSOE, Bloc, Iniciativa y EUPV.

Su pasión por la tierra que le vio nacer, sus costumbres, su lengua y su identidad, le llamaron a involucrarse activamente en un buen número de entidades locales, y también en Acció Cultural del País Valencià o la asociación de paranyers Apaval, de la que fue presidente de 1998 al 2011.

Batalla no solo vivió por y para su esposa Sari, sus hijas Roser y Lledó, y sus nietos, sino también para Vila-real. Y lo hizo con las convicciones claras que le caracterizaban y que, entre otros logros, se plasmaron en unos gegants dignos para la ciudad y una Colla Gegantera en auge; una Escola del Parany que fue referente; o una imagen de Sant Pasqual restaurada que, finalmente, no pudo ver desfilar en la procesión del día grande del patrón, el pasado 17 de mayo.

Y qué decir de sus empedraos: impresionantes y elaborados con amor, tanto en su peña L’Embolic como en el parany.