El mercadillo de antigüedades que se instala cada jornada dominical en la plaza del Llaurador ya es todo un clásico entre las citas de estas características en Vila-real. Y tal ha sido su crecimiento y aceptación que la treintena de vendedores que actualmente montan sus puestos en esta iniciativa decidieron, en colaboración con la Concejalía de Economía, abrir el recinto todos los domingos del año, incluidos los de julio y agosto. Se trata de una novedad, ya que hasta el momento, muchos de los comerciantes, especialmente los anticuarios, preferían descansar o instalarse en otros municipios, especialmente los costeros, para aprovechar el aumento de turistas en esas zonas del litoral y, por tanto, el incremento de las ventas.

Para el concejal del área, Xavier Ochando, el hecho de que buena parte de los vendedores de este mercadillo opten por quedarse cada jornada dominical en Vila-real «demuestra el éxito que tiene esta cita por los clientes interesados en comprar, lo que también da fe de la recuperación económica que, poco a poco, se está produciendo en la ciudad».

En cualquier caso, Ochando hace hincapié en la apuesta que viene impulsándose en los últimos meses desde su departamento, en el sentido de «hacer un esfuerzo por modernizar los mercados y actualizarlos a los nuevos tiempos, usos y horarios de la gente, que aprovecha su tiempo libre para ir de compras».

El edil insiste en que el hecho de ofrecer a los vendedores diversas iniciativas mercantiles en Vila-real para ampliar la instalación de sus puestos en días festivos, como ya ocurrió el 15 de agosto --día de la Mare de Déu d’Agost-- se produce «a petición de los propios mercaderes que, voluntariamente, así lo quisieron».