Duendes, jorobados, genios y bufones, debidamente ataviados como corresponde a la época, animan el mercado medieval que ayer por la tarde abrió sus puertas en la plaza Bayarri, el Raval de Sant Pasqual, la calle Pere III y otros viales adyacentes.

Un centenar de puestos ofrecen hasta las 22.00 horas del domingo los más variados productos de artesanía y de alimentación natural y tradicional, donde no faltan los dulces, los embutidos o los quesos.

Pero el mercado medieval de Vila-real es algo más que las paradas de los vendedores, por cuanto también incluye una amplia programación de actividades, con las que este peculiar evento cobra vida, a través de representaciones de época, atracciones, juegos de ingenio, pasacalles o la muestra de oficios históricos, que en muchos casos están desaparecidos o en peligro de extinción.

Asimismo, quienes visiten este mercadillo también tendrán ocasión de contemplar una auténtica cámara de torturas, con dispositivos utilizados en el medievo para martirizar y hacer confesar a los detenidos delitos que, en algunos casos, ni cometieron.

La cita tiene este año un apartado social, por cuanto desde la Concejalía de Economía se ha facilitado a diferentes oenegés espacio gratuito para instalar sus puestos de venta de productos o de información. Y también como novedad se incorpora un torneo de ajedrez medieval.