Los vila-realenses se volcaron en la tarde de ayer en el acto por excelencia que abre, definitivamente, los festejos patronales en honor a la Mare de Déu de Gràcia. Y esta cita no es otra que la de la tradicional baixà de la moreneta local desde su ermitorio del Termet --donde regresará el domingo, 10 de septiembre, cuando finalicen estas celebraciones-- hasta el casco urbano de la ciudad.

El obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente, fue el encargado de bendecir la imagen a su llegada al punto de encuentro, ubicado frente al convento y colegio de los Carmelitas. Allí tampoco faltaron la corporación municipal en pleno, encabezada por el alcalde, José Benlloch; así como la reina del 2017, Verónica Fortuño y las damas de su corte.

A hombros de sus portadores y acompañada por una extensa comitiva, la patrona de Vila-real recorrió los tres kilómetros de distancia que existen entre su ermita y la iglesia arciprestal, donde permanecerá hasta el día de su vuelta al Termet. Una vez en el primer templo local, peñistas, asociaciones y vecinos en general participaron en la ofrenda floral con la que se engalanó el tapiz colocado en la puerta principal de la parroquia de Sant Jaume.

Devoción y fervor en grado máximo fueron la característica dominante en la recepción a la Virgen. Una cita que, como de costumbre, da paso a una larga lista de actos --alrededor de unos 200-- que dan forma al programa de festejos patronales elaborado por la Junta de Festes presidida por José Pascual Colás.

LA NOVENA // Los acontecimientos de carácter religioso y devocional no acaban con la baixà de la Mare de Déu de Gràcia sino que continúan con otras iniciativas como la novena, que se alargará durante prácticamente toda la semana y en la que se canta la Salve de la Coronación y los gozos, o como la misa y procesión vespertinas que volverán a llenar mañana de fervor por la moreneta vila-realense las calles de la ciudad.

Aun así, anoche también hubo espacio y tiempo para las actividades más lúdicas, especialmente protagonizadas por las peñas. Fue el caso de las discomóviles de Xanglot, Casal i Punt, Ratonera, Xarxaua, Trasbà o Desvari; la orquesta de L’Esquella; la actuación de un grupo flamenco de El Balconet, el Festival Safari de Bravatell; o el Vila-real DJ Festival organizado por la Junta de Festes.