Como cada año en los días previos a la entrada del otoño, un buen número de barrios de Vila-real cogen el relevo de las fiestas patronales de la Mare de Déu de Gràcia y arrancan las suyas. Unos festejos en los que no puede faltar --porque en los barrios nació y de allí se traslado a las celebraciones locales de mayo y septiembre-- la tradicional Xulla, un evento festivo con profundas raíces vila-realenses.

De esta forma, anoche decenas de hogueras volvieron a iluminar las calles de la ciudad, en esta ocasión en los barrios del Crist de l’Hospital, de la Soledat i del Roser, donde sus vecinos no dudaron en salir a la calle, pese a la evidente bajada de temperaturas, para revivir un acontecimiento único y popular. De nuevo, la carne de cordero fue el principal bocado que se saboreó, aunque tampoco faltaron las longanizas, los chorizos o las botifarres. Y también hubo quien se armó de algo más de paciencia y asó en la parrilla la típica careta de cerdo.

Pero, además de los barrios, también están de fiesta los integrantes de la Congregació de Lluïsos, entidad que hace honor a las tradiciones locales y dio buena cuenta de la suculenta Xulla. H