El alcalde de Vila-real, José Benlloch, ha afirmado este viernes que "una cruz no ofende a nadie". Fue tras una pregunta al respecto del cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica en la ciudad y en referencia al monumento ubicado en la plaza Escultor Ortells, conocida como del Ángel. Allí, existe una escultura con una cruz y un ángel que, según Benlloch: "Vila-real dio ejemplo, el pueblo decidió mantener esta obra, cambiando su filosofía, eliminando la simbología franquista".

Respecto al cumplimiento de la ley, el munícipe apuntó que "somos un referente, como han constatado universidades, y hemos actuado en todo lo que demanda, fuera de la demagogia que se pueda hacer sobre estas cuestiones, saben que intento evitar el conflicto entre los vecinos". "Una cruz no ofende a nadie, al revés, para las personas que somos católicas es el símbolo más importante".

Sobre la interpretación de sus palabras en relación al derribo de la Cruz de los Caídos de la Vall, el Ayuntamiento ha enviado la tarde del viernes un comunicado matizando las declaraciones, mostrando su "apoyo absoluto", a la alcaldesa, Tania Baños.

"Lamento si mis palabras han podido ser malinterpretadas o quizás no han sido acertadas. Vila-real ha sido y es un ejemplo en la recuperación de la memoria histórica y nuestro apoyo al ejecutivo de la Vall y a la Generalitat Valenciana en todo lo que suponga el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica es incuestionable”, señala Benlloch.

El alcalde se ha referido, de esta manera, a su alusión a la cruz de la plaza del Ángel de Vila-real, a preguntas de los periodistas sobre la decisión de la Vall de demoler el vestigio franquista del municipio. “Lo que he intentado explicar, quizás de manera desafortunada, es que no podemos permitir que el símbolo de la cruz, como tal, sea identificado con el régimen franquista o con la derecha. Pero, es evidente, que cuando la cruz, símbolo de gran valor para la fe católica, es utilizada en el marco de un monumento contra los demás o para homenajear etapas de nuestra historia que no pueden repetirse, incumpliendo con ello la Ley de Memoria Histórica, nuestra obligación es darle cumplimiento como autoridades públicas que somos”, puntualiza.

“Cada municipio tiene su propia idiosincrasia y conoce cómo se configuró la simbología franquista en cada caso. Es indudable que el caso de la Vall no es como el de Vila-real. Por eso, pido disculpas si se ha podido sentir ofendidas por mis palabras las personas que cada día luchan por la recuperación de la memoria, devolver la dignidad a las víctimas y acabar con los símbolos de una terrible dictadura. La Ley de Memoria Histórica está para cumplirse; es lo que han hecho en la Vall y lo que llevamos haciendo también siete años en Vila-real, cada municipio atendiendo a su realidad: recuperar la dignidad de las víctimas de un periodo negro de nuestra historia”, concluye Benlloch.