El Bou per la Vila dejó ayer una jornada sin incidencias y con bastante afluencia de gente por todas las calles del recinto y también por la zona de los cadafales.

Para esta ocasión, la Junta de Fiestas brindó un primer toro de tono colorado, Espinoso, número 16, guarismo 5, de la ganadería El Risco. El animal hizo su salida de forma bastante pausada, sin fuelle, y recorrió toda la zona de la Vila pero, una vez entró en los cadafales, no arrancaba con alegría a las llamadas de los rodaors. A Espinoso le faltó transmisión y picante, pues entraba al juego de los participantes que lo llamaban, pero sin acabar de rematar.

El segundo toro, de nombre Fisguerito, estaba patrocinado por la Comissió de Penyes, número 38 y también marcado con el guarismo número 5, perteneciente a la ramadería de Gerardo Ortega.

En este caso, se trató de un toro de pelaje negro y de presentación pequeña. Al principio, regaló una salida muy fuerte y un poco peligrosa y fue directo a las calles más estrechas. El aspecto de sus cuernos dejó intuir que fue golpeando las barreras y los muros por el trayecto y, una vez llegó a los cadafales, mostró un juego gazapón y le costaba arrancarse hacia estos rodaors.

Ambos toros permitieron a los participantes lucirse, pero estuvieron faltos de vitalidad en el juego. Eso sí, los espectadores pudieron vivir de primera mano algunos quiebros espectaculares.

Por ello, la cita taurina terminó con un juego desigual y estuvo falto de una traca final. Afortunadamente, la jornada no registró incidencias y cogidas.