Si la primavera es fiel a su identidad, las fiestas de Sant Pasqual de Vila-real no tienen más remedio que desarrollarse con la mirada puesta en el cielo. Ese volvió a ser el caso de ayer, la jornada de clausura del programa. Porque llover llovió, pero no como para aguar los actos previstos y, por ello, la plaza Major se llenó en el que ya es todo un clásico, el concierto de la Década Prodigiosa.

Con las 840 sillas dispuestas ocupadas y mucha gente de pie disfrutando del espectáculo, escenificaron el que podía ser el mejor resumen de los últimas jornadas. Así lo ratificaron los responsables de la organización, el concejal de Fiestas, Diego Vila, y el presidente de la Junta de Festes, José Pascual Colás. Ambos coincidieron en mostrar su satisfacción por la «gran participación».

SIN INCIDENCIAS / Los éxitos más significativos llegaron de la mano de la música y los eventos taurinos, que siempre tienen el corazón de los organizadores en un puño, ya que solo descansan cuando acaba la última exhibición sin incidentes graves, como ha sido el caso. Con ese ánimo, afrontar el cierre es más amable. Salvo «situaciones aisladas» a las que tuvo que acudir la Policía Local, las patronales se han desarrollado «dentro de la normalidad», y ayer no fue excepción.

Con la solidaridad de la marcha saludable familiar, a beneficio de Aspanion; la sonoridad de la siempre particular concentración y desfile de coches antiguos, la mencionada actuación de la Década Prodigiosa y el tradicional correfocs, pusieron el mejor remate posible a unos días que han revolucionado el día a día de Vila-real, atrayendo a cientos de personas de toda la comarca.

Diego Vila, que se estrenaba en sus funciones de edil de Fiestas, quiso hacer una mención «indispensable» a todas las personas «voluntarias, que desde la Junta de Festes y la Comissió del Bou hacen posible que el programa se celebre». También coincidió en la deferencia Colás, quien incidió en la naturaleza «altruista» de todos sus colaboradores, que se han ganado un descanso.