El Ayuntamiento de Vila-real asumirá finalmente el remate de un tramo de alrededor de 20 metros de longitud de la acera que bordea por el este la avenida Castelló, poco después de la calle Enric Valor hasta llegar al cruce de la avenida Grècia, donde se encuentra la rotonda conocida popularmente como «del hada», por tener en el centro una fuente que está coronada por la escultura Alma Cerámica, una obra de la artista Ana Gómez Viñes.

Así lo informa el concejal de Territorio, Emilio Obiol, quien indica que el consistorio invertirá un total de 10.434 € en esta intervención, en la que contemplan la instalación de los servicios generales y las conducciones subterráneas, el retranqueo de la valla que acota el solar anexo y la habilitación del espacio exclusivo para peatones. «Se trata de atender una reivindicación de los residentes en esta zona y de la asociación de vecinos Botànic Calduch, con el objetivo de que los viandantes ganen en seguridad», concreta.

En la actualidad, las personas que circulan a pie por el tramo en el que no está finalizada la acera lo hacen con riesgo para su integridad física, por cuanto no existe una separación efectiva de este espacio con el de la calzada por la que discurren cientos de coches y camiones que utilizan a diario este vial principal de entrada y salida del casco urbano.

«Este es un problema que viene de lejos cuando, hace algo más de una década, una empresa presentó un programa urbanístico que, ante la inactividad del mismo, este Ayuntamiento ha tenido que proceder a caducar», explica el edil, quien añade que la larga tramitación realizada para lograr la cesión del suelo ha venido determinada porque «los solares afectados están en manos de los bancos y gestionados por un administrador concursal que, obviamente, no pudo cerrar la cesión del suelo para la acera hasta que un juez dio su visto bueno».

LEGALIDAD // «Lo importante de estas cosas no es solo que se lleven a cabo sino que se hagan bien y acordes a la legalidad, por eso nosotros no hacemos el urbanismo del mondongo que caracterizó la gestión del gobierno local del PP, entrando a saco a hacer una obra y, después, el último que venga que asuma las consecuencias».

Este no es el único problema que generó la crisis inmobiliaria, que provocó la paralización de decenas de programas urbanísticos, algunos de ellos en el propio casco urbano, lo que ha obligado al Ayuntamiento a caducar en los últimos años una decena de PAI que, de haberse desarrollado, hubieran supuesto el desarrollo de cerca de tres millones de metros cuadrados de suelo y la construcción de nuevas viviendas para alrededor de 8.000 personas.