La ciudad de Vila-real contará a mediados del próximo año con la primera residencia abierta para enfermos mentales de la Comunitat, después del acuerdo alcanzado entre las fundaciones Caixa Rural Vila-real y Manantial --a la que ayer se fusionó la Fundació Primavera, de ámbito autonómico y con sede en la ciudad--, mediante el cual la primera cede a la organización que promueve la integración de las personas con trastornos psicológicos el edificio que hace dos años fue el centro de la tercera edad Santa Ana.

Así lo anunciaron ayer los presidentes de ambas instituciones, Enric Portalés y Francisco Sardina, quienes hicieron público el convenio y firmaron el mismo teniendo como testigo en la misma mesa al alcalde, José Benlloch.

Portalés explicó que la cesión se hace por un periodo de tiempo de 10 años. «Esta una buena opción porque de esta forma el inmueble continuará destinándose a la función social que debe tener», argumentó el máximo responsable de Caixa Rural, quien añadió que la Fundación Manantial «correrá con la inversión para su remodelación».

INVERSIÓN // Una reforma a la que la entidad receptora destinará unos 700.000 euros que, según su presidente, Francisco Sardina, se han consignado en el presupuesto para el ejercicio del 2017. «Confiamos en que se acelere al máximo la concesión de la licencias de obra, tal como nos ha dicho el concejal Emilio Obiol, para que los trabajos pueden iniciarse lo más pronto posible», indicó, a la vez que añadió que la «idea es poder abrir esta residencia en los meses de abril o mayo».

En cualquier caso, Sardina hizo hincapié en que la iniciativa tiene por objetivo contar con una herramienta más para «favorecer la inclusión en la sociedad de las personas con trastornos mentales, así como facilitar su inserción en el mundo laboral».

Por su parte, Benlloch destacó que esta iniciativa, «encaminada a eliminar el estigma sobre la salud mental, que todo el mundo puede padecer en cualquier momento, encaja perfectamente con el modelo de ciudad», en el que cuentan con «cuatro marcas muy potentes» que no solo pretenden que todos cambien el chip para seguir avanzando, sino que «buscan ofrecer una mejor calidad de vida y, a su vez, generar economía y crear oportunidades en distintos ámbitos», detalló.