La Confraria de La Sang de Vila-real está considerada una de las más antiguas de la provincia de Castellón, si no la que más. La primera referencia se encuentra en un escrito del notario Miquel Avinent, al que en el año 1546 un cliente le pidió ser enterrado con los hábitos de la organización.

Son 470 años de historia que tiene en la cabeza su cronista Pascual Luis, quien explica que la única cofradía que podría rivalizar en antigüedad a la que él representa es la de La Sangre de Castellón. Pero en este aspecto, a diferencia del fútbol, no hay motivo para la discordia. “De hecho, la mayoría de las cofradías de la Purísima Sangre datan de mediados del siglo XVI, cuando el Papa Paulus III consagró esta fiesta”.

En época medieval, La Sang tuvo un destacado papel cultural, ya que tras la expulsión de los judíos de España --que en Vila-real participaban en la Passió a cambio de una cena-- se encargó de tirar adelante una representación que hoy día también está entre las decanas a nivel provincial.

A lo largo de su historia, la cofradía ha pasado “por momentos muy difíciles, como cuando la iglesia fue vendida tras la desamortización de 1835 y hubo que recomprarla”. No obstante, “los únicos años en los que dejamos de tener actividad fue durante la guerra civil, cuando el templo de la Sang --derruido desde el 1968-- fue utilizado como cárcel”.

UN ENTE VIVO // En la actualidad, cuenta con 450 miembros, y es, junto a la del Cristo del Hospital, una de las dos más numerosas. Pese a que hace apenas unos años llegaron a ser 700 cofrades, Luis destaca que aún son una “organización viva, que cada año se vuelca con los actos diocesanos y con la Semana Santa de Vila-real”, en la que este año sus judíos estrenarán estandartes restaurados. H