No hay mejor forma de publicitar algo que a través de su imagen. Y eso es precisamente lo que acaba de hacer el Archivo Municipal de Vila-real, con la publicación de un cómic en el que explican todas las posibilidades y funciones que ofrece y tiene este recinto dependiente de la Concejalía de Cultura.

El trabajo en cuestión ha sido creado, tanto textos como dibujos, por la joven Esther Rubert, empleada del programa T’Avalem. «Es una obra muy completa que muestra qué es un archivo y para qué sirve», explica el edil del área, Eduardo Pérez, quien añade: «En este espacio no solo encontramos libros antiguos con gran valor para la historia de la ciudad, ya que tenemos legajos que datan del siglo XIV, sino que hay numerosos documentos que son de gran utilidad para los vecinos y que incluso sirven para defender sus derechos en asuntos de urbanismo o de deslinde de fincas, por ejemplo».

Son varios los personajes, en principio imaginarios, que desfilan por el peculiar libro, del que han editado 1.000 ejemplares. Aun así, y haciendo un mínimo esfuerzo, pueden identificarse algunos de los funcionarios que desarrollan su labor en este espacio, como es el caso del archivero municipal, Vicent Gil, o el también archivero José Miguel Moliner. El único protagonista que sí que se identifica con nombre y apellidos es el alcalde, José Benlloch, quien realiza una presentación del recinto y deja en manos de Carmen el recorrido por el edificio.

El concejal Pérez insiste en que este es un espacio público que custodia toda la documentación que genera el consistorio y la ciudad, de forma que cualquier ciudadano puede acceder a él.

Digitalización

En este punto, hace hincapié en que el Archivo de Vila-real no solo es pionero en la publicación de un cómic, ya que tienen «constancia que en toda Europa no se ha hecho nada igual, sino que también fue el primero en ofrecer documentos digitalizados a través de internet para su consulta on line, lo que demuestra el gran trabajo que realiza a diario el personal del departamento y que ahora se traslada a este cómic, que es como un resumen de un manual del archivista», argumenta.

Pero los 1.000 ejemplares editados no se han quedado solo en los colegios, bibliotecas y centros culturales de Vila-real, sino que también han viajado a instituciones y universidades como la Acadèmia Valenciana de la Llengua, el Archivo Histórico Nacional, el de la Corona de Aragón, el Histórico y Provincial de Castellón, la Biblioteca Nacional de Catalunya, el Institut d’Estudis Catalans, la Universitat Autònoma de Barcelona o el CEU San Pablo.

Y, además, viajan fuera de España, entre otros lugares, al Instituto Europeo de Florencia, el Centro Internacional de Archivos (París), la también parisina Universidad de la Sorbona y a las de Bolonia, Buenos Aires y Paraguay, y al Archivo Vaticano.

La iniciativa trata de algún modo de vender la labor que se realiza día a día en este departamento municipal, así como las posibilidades que ofrece en cuanto a la consulta de documentación para los estudiosos y vecinos en general. La intención no es otra que la de corregir la idea de que es un espacio exclusivo para expertos y profesionales especializados, cuando en realidad es de uso para cualquier ciudadano interesado en consultar los cientos de legajos que se custodian en él.

«Lo que no se conoce no se valora», señala la autora del cómic, Esther Rubert, quien asegura que con él «se da a conocer la labor del Archivo, un lugar abierto a la ciudadanía». H