El picudo negro (scyphophorus acupunctatus), al contrario que otras especies invasoras presentes en la Comunitat, se ha transformado de villano a héroe. La inmensa mayoría de animales exóticos presentes en las comarcas valencianas provocan graves perjuicios en la fauna y flora autóctonas y en sus ecosistemas.

Sin embargo, el picudo negro se ha convertido en un aliado inesperado para detener la invasión de la planta llamada pita o ágave --pitera, en valenciano--. Recientemente la guardería del Consorcio del río Millars ha detectado su presencia en el paisaje protegido de la desembocadura y ha comprobado los efectos devastadores que provoca este tipo de coleóptero sobre estas plantas originarias de México.

«El agave hace siglos que está entre nosotros. Llegó a España tras la conquista del nuevo mundo. Se trajo porque de la planta se extraían unas fibras muy resistentes usadas en la fabricación de cuerdas y otros textiles», explica Vicente del Toro, técnico de Vaersa y experto en flora exótica.

De ahí que la Conselleria de Medio Ambiente haya decidido no actuar contra este picudo, ya que es una especie que incide de manera exclusiva sobre la pita. «Se trata de un insecto que, prácticamente, no come otra cosa, aunque a veces ataca a las aloe vera», señala Del Toro, quien destaca el «beneficio ambiental» del picudo negro que, afirma, «no provoca daños en especies autóctonas».