La ermita de la Mare de Déu de Gràcia fue ayer por la tarde escenario de un macroevento infantil de deporte y solidaridad. Varias decenas de niños de hasta 14 años participaron en la tercera carrera que organiza Cruz Roja, y que en esta ocasión se convirtió en una gran fiesta de bienvenida al verano. Y es que la carrera fue lo de menos, aunque los presentes se lo tomaron muy en serio. Hubo tres categorías, con recorridos distintos y medallas para todos los participantes, que lucieron orgullosos su trofeo tras acalorarse debido a las altas temperaturas.

La inscripción fue gratuita, y la único condición para participar fue aportar alimentos no perecederos y otros productos de higiene y limpieza que servirán para ayudar, en el marco del Programa de Alimentos para la Solidaridad, a algunas de las familias más necesitadas de Vila-real.

Tras el esfuerzo, fue momento de recuperar energías. Cruz Roja contó con la colaboración de decenas de establecimientos de la localidad, que quisieron aportar su granito de arena para asegurar el éxito del evento. Destacaron las 21 pastelerías que aportaron cocas y dulces. “Esto es prácticamente una cena”, aseguró Patricia Flor, miembro de la organización de Cruz Roja.

Como fin de fiesta, pequeños y grandes pudieron disfrutar, gracias a la colaboración del Servei Municipal d’Esports, de la ampliación del horario de la piscina del Termet, que abrió sus puertas hasta la medianoche, propiciando más de un baño nocturno. H