El autor de uno de los mayores vertidos de barro detectado en el paisaje protegido de la desembocadura del río Millars el pasado mes de julio dispone de 15 días para limpiar el paraje fluvial. El responsable del vertido ha recibido una notificación de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) donde le comunican que dispone de dos semanas para retirar completamente lo que abocó en su momento o, de lo contrario, tendrá que asumir «una importante sanción económica».

La guardería rural del consorcio --formado por los ayuntamientos de Almassora, Burriana, Vila-real, la Diputación de Castellón y la Generalitat-- encontró en julio este vertido ilegal en la zona fluvial protegida, entre los puentes de la autovía CV-20 y de la AP-7, en el término de Vila-real. El inmenso derrame está formado por lodos mezclados con gran cantidad de botellas y bolsas de plástico, latas, tubos, telas, restos de basura y otros desechos.

AFECCIÓN // El abocamiento dio forma a una escorrentía de fango de unos 300 metros de longitud, que cayó por la vertiente derecha del río para finalmente precipitarse por un acantilado de 25 metros hasta el cauce del Millars. La preocupación por lo ocurrido fue máxima, por cuanto el área tiene gran valor ecológico, tanto por la presencia en los últimos años de nutrias como por la vegetación mediterránea y rupícola que crece en la ribera del río y en los acantilados que hay en su discurrir hasta el Mediterráneo.

SIN TOXIDIDAD // La buena noticia llegó al descartarse, tras realizar un análisis encargado por la Confederación Hidrográfica del Júcar, la presencia de elementos tóxicos o contaminantes en estos lodos en cuestión.

La investigación realizada por el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y la Guardería Rural del Consorcio del Millars determinó que el autor es el propietario de una balsa de riego que en su día decidió limpiarla vaciando los lodos acumulados en el fondo.