La comunidad del centro de educación especial La Panderola de Vila-real ha tenido que sufrir una vuelta al cole más dura de lo habitual. Una plaga de mosquitos amenaza la convivencia en las clases desde hace tiempo, pero los efectos de estos insectos se han acrecentado aún más tras las vacaciones. Así lo denuncia el director de la escuela, Vicent Esteve, quien explica que el problema se lleva arrastrando desde hace varios años. «Ya hace dos cursos que notamos una proliferación elevada de mosquitos en la zona. Pensábamos que podía ser algo normal a causa de las altas temperaturas y que estos insectos se irían después de pasar el verano, pero es que no se van de ninguna manera», tal como denuncia.

Ante esta molesta situación, el responsable del colegio elevó el conflicto al Ayuntamiento hace unas semanas para tratar de mitigar la presencia de estos dípteros que provocan continuas picaduras en «la cara, los brazos y las piernas» a niños, profesores y demás trabajadores de la instalación académica. «Somos sufridores, pero necesitamos que alguien ponga remedio», urge.

Ocho picaduras

Una de las visitas que ha recibido recientemente La Panderola para conocer en primera persona la plaga de los molestos bichos fue la del concejal de Sostenibilidad y Medio Ambiente, José Ramón Ventura Chalmeta, quien padeció en sus carnes esta coyuntura. «Apenas estuve un rato en esta sede educativa y salí de allí con ocho picaduras, cinco en un tobillo y tres en el otro», detalla el edil.

Técnicos del consistorio y operarios del servicio municipal de limpieza han inspeccionado ya las inmediaciones del enclave con el objetivo de dar con el origen de los mosquitos y han determinado, como subraya el director, que el foco no se encuentra dentro del colegio, situado en la calle Sant Joan Bosco.

Al parecer, el epicentro se ubica en un solar abandonado que está en los alrededores del centro. «Por lo que hemos comprobado, se trata de una parcela con una pequeña piscina medio vacía, que contiene un metro de agua toda verde», apunta.

Hallar al dueño

Una vez localizado cerca del centro el causante del conflicto, Chalmeta comenta que se desarrolla un trabajo conjunto entre las concejalías de Sanidad y Educación para averiguar quién es el dueño del terreno en cuestión que alberga la balsa, cara a ponerse en contacto con él, con ánimo de pedirle que dé permiso al Ayuntamiento para poder actuar en su propiedad, depositando las pastillas del producto necesario.