Por decenas se cuentan las vallas que el departamento de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Vila-real se ha visto obligado a colocar en numerosas calles de la ciudad para proteger a los peatones de la posible caída de cascotes de fachadas de un buen número de edificios de la ciudad.

Y es que, tras el último episodio de lluvias fuertes --a finales de enero-- se han ido sucediendo los desprendimientos en muchas viviendas unifamiliares o en bloques de pisos que se encuentran distribuidos en todos los barrios.

En algunos casos se trata de pequeños trozos de enlucido de fachadas o balcones pero, en otros, incluso se ha producido el derrumbe de la práctica totalidad de un alero o saliente del tejado de una casa vieja en la calle Vicente Sanchis. Pero no es el único, también los hay en el Raval de Sant Pasqual, calle Sant Miquel, Pere III, avenida Pius XII...

Pasado algo más de un mes de producirse varios casos de este tipo, las vallas de los Servicios Públicos continúan allí, a la espera de que se complete el expediente abierto en el departamento de Urbanismo o de que los dueños de los inmuebles afectados actúen, bien adelantándose a las gestiones administrativas que se llevan a cabo en el Ayuntamiento, bien una vez se les ha trasladado el requerimiento para que acometan la reparación.

ACTUACIONES // Lo cierto es que, según aseveran fuentes municipales, el proceso de arreglo de estos edificios se suele demorar durante meses, incluso supera el año. Y es que a la saturación de trabajo de los servicios urbanísticos del consistorio se suma el problema que supone que los dueños de las casas dilaten la reparación de las mismas, ya sea por dificultades económicas, porque la decisión la deben tomar varias personas que comparten la propiedad o, también, por el completo abandono de las responsabilidades que los ciudadanos tienen en el mantenimiento adecuado de sus respectivas propiedades.

«El personal del área de Servicios Públicos pone las vallas en aquellos sitios en los que se han producido desprendimientos y los técnicos de la Concejalía de Territorio son quienes se encargan de inspeccionar el lugar e iniciar el expediente que acaba con el aviso formal al dueño si este no ha actuado antes, en el sentido de instarle a cumplir la normativa y hacerse cargo de la restauración de lo que ha resultado deteriorado, explica el concejal de Territorio, Emilio Obiol.

El edil afirma que, «a partir de ahí, desde el momento en el que se requiere al propietario para que repare lo dañado, vienen los problemas, por cuanto de cada 10 casos, ocho se producen en casas deshabitadas o en bloques de más de 50 años, en algunas ocasiones inmersos en procesos de herencias o de alquileres de renta baja, lo que dificulta una rápida solución al problema». Y añade que, durante las últimas semanas, ha habido jornadas en las que se han tramitado hasta una docena de requerimientos.

EJECUCIÓN SUBSIDIARIA // En cualquier caso, el consistorio dispone de la herramienta legal de la ejecución subsidiaria, que únicamente puede utilizarse cuando queda fehacientemente constatado que el dueño no tiene interés de asumir la reparación de su propiedad. Sin embargo, la puesta en práctica de esta medida puede demorarse unos meses.

Tal está siendo el aumento en la utilización de vallas para estos menesteres que el propio concejal de Servicios Públicos, Francisco Valverde, adelanta que su departamento va a adquirir otro centenar de estas piezas destinadas a cercar espacios.