El cura arcipreste de Vila-real, Javier Aparici, explica que ve una «intencionalidad» de tipo sacrílega en el robo del copón de la celda de Pasqual Baylón. «Tras forzar la puerta, los ladrones pudieron haberse llevado otras piezas que tienen más valor económico que la que se llevaron, lo cual es muy sospechoso», apunta Aparici, para añadir que las formas que incluía suponen para los fieles católicos «la presencia real de Cristo».

El hecho de que la sustracción se produjera precisamente en Sant Pasqual, que es patrono de los congresos y las asociaciones eucarísticas de la diócesis, lleva al religioso a pensar que tras el acto puedan esconderse razones ocultas.

No es el único, pues también el obispo, Casimiro López Llorente, recuerda que esta profanación es la segunda que se produce en la provincia tras la que hubo en Teresa en mayo. Para López Llorente, ambos episodios son «actos sacrílegos contra la Santísima Eucaristía».

Por su parte, Pasqual Cabedo, coordinador de la revista de la basílica, no descarta que tras el hurto del copón y las hostias haya algún tipo de grupo que se dedique a celebrar misas negras, esto es, «profanaciones colectivas del cuerpo de Cristo».

Será la Policía Nacional la que se encargue de esclarecer estos hechos. Agentes de este cuerpo estuvieron en el templo el mismo viernes a última hora analizando la escena del robo, y preguntando a las monjas clarisas. Estas no escucharon el forcejeo de la puerta porque se encontraban en la misa de las 19.00 horas junto a varias decenas de fieles, que tampoco oyeron ruidos.