La Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte resolverá esta semana las alegaciones presentadas por el colegio concertado Bisbe Pont, dirigidas a evitar que se haga efectiva la intención mostrada inicialmente por la Administración autonómica de suprimir la unidad de Infantil de tres años de este centro, ante la bajada de la ratio que, en el presente curso, se ha quedado en tan solo 12 alumnos.

Así lo confirmaron ayer a Mediterráneo fuentes del organismo que encabeza el conseller Vicent Marzà, desde donde informaron estar recibiendo en estos momentos los alegatos de los colegios a los que afecta este tipo de decisión, entre ellos, el Bisbe Pont de Vila-real, “que serán estudiados antes del 9 de mayo, por supuesto”.

En todo caso, tanto por parte de los dos partidos que conforman el equipo de gobierno -PSPV y Compromís- como desde los grupos de la oposición -PP y Ciudadanos- se sigue defendiendo, con una unanimidad total, el mantenimiento “de todas las unidades educativas de Vila-real y, en concreto, las de este colegio (el Bisbe Pont), a causa de la importante labor social desarrollada por el centro en toda su historia”, se asegura en el argumentario avalado por la última junta de portavoces, pese a las divergencias manifestadas de forma evidente entre el ejecutivo local y los populares, básicamente, en cuanto al trabajo realizado desde el consistorio en este asunto.

PROCESO // A este respecto, el alcalde, José Benlloch, reiteró ayer a este periódico su confianza en una resolución positiva del tema para el Bisbe Pont. E insistió en que “desde que tuvimos noticias de la orden provisional de la Generalitat, hemos trabajado codo con codo con Educación, así como con el colegio Bisbe Pont y el Consell Escolar Municipal para que la supresión del aula de Infantil de tres años no se produzca”.

Aun así, este rotativo ha podido saber que todo indica que el organismo que lidera el conseller Marzà no consumará finalmente su idea por eliminar el aula en Bisbe Pont ante la insuficiencia de escolares, teniendo en cuenta que este colegio en particular --que se ubica a escasos 200 metros del último centro público construido en la ciudad, el José Soriano-- trabaja con un 30% de alumnos de compensatoria, la mayoría de ellos hijos de inmigrantes. H