El programa taurino de las celebraciones de Sant Pasqual empezó en la mañana de ayer por todo lo alto, con un encierro marcado por su rapidez y por los primeros sustos de las reses en la completa agenda de la presente edición. Dos minutos fueron el tiempo empleado por los toros de este debut. Una carrera que fue limpia, pero que a la vez revistió cierto peligro, ya que se produjo algún susto cuando uno de los astados estuvo a punto de enganchar a uno de los corredores.

La peculiaridad de este encierro estuvo en que era de encastes, lo que significa que cada uno de los toros pertenecía a una ganadería distinta y tenía una procedencia genética peculiar. En concreto, durante la breve carrera pasaron ejemplares de Marqués de Albaserrada (encaste Pedrajas), Cebada Gago (encaste Cebada Gago, Núñez), Jara del Retamar (encaste Jijona), Justo Barba (encaste Veragua), Sánchez Urbina (encaste Aldeanueva) y Soto de la Fuente (encaste Juan Pedro Domecq).

En esta variante, cada uno de los animales destaca por características muy particulares de cada procedencia, que queda en el ADN de cada marca y que se refleja en el pelaje, cuernos, volumen y tamaño, morfología de la cabeza y el resto del cuerpo, cabelleras rizadas o aspecto de las pezuñas. Es por ello que la convocatoria de ayer fue especialmente esperada por los aficionados, que querían ver cómo era la evolución de seis cerriles de orígenes tan diversos. Algo poco usual y que atrajo a seguidores llegados desde diferentes puntos de España.

En cuanto a las caídas, ocurrieron en el punto de Pío XII, a poca distancia del final del recorrido, tras pasar por la estrecha calle del Molí, en la que el grupo de astados se fue posicionando, de modo que algunos de ellos se desplazaron de izquierda a derecha, buscando a los numerosos corredores citados en Vila-real. Tras la finalización, los asistentes pudieron disfrutar de tres carreras, con reses de Germán Vidal.

ENCUENTROS / Este estreno de Sant Pasqual motivó la presencia de numerosos aficionados a este tipo de espectáculos, que se conocen fundamentalmente de compartir experiencias en fiestas como los sanfermines de Pamplona. Un ambiente inmejorable para un sábado caluroso.

Respecto a la tarde, hubo lleno total en el recinto de la vila. El Soto de la Fuente abrió la actividad, seguido del Sánchez Urbina, el Justo Barca y el Jara del Retamar. Los espectadores disfrutaron de las evoluciones de una alineación de lujo, compuesta por rodaors de varios lugares de la Comunitat, como Polvorilla, El Mechas, Guerrita o Camarón. Todos ellos tuvieron su oportunidad de dar juego con los animales, aunque el respetable tuvo una cierta sensación de que la evolución fue de más a menos. La velada transcurrió sin incidentes, y con unos cadafals repletos, con la asistencia de los principales cargos festivos en el espacio. La noche acabó con la embolada de los toros.