Un año más, y ya van ocho, la asociación Amics del Bou organizó y patrocinó ayer uno de los eventos taurinos con mayor número de seguidores, como es el encierro de toros embolados.

Seis astados del hierro de Fernando Mansilla, de Torreblanca, salieron ya embolados --los animales llegan con los arneses y las bolas colocadas en la propia ganadería y únicamente hay que encenderlas in situ-- desde la calle Cervantes y tomaron con rapidez el Raval del Carme para, posteriormente, recorrer buena parte del recinto de la vila.

Fue, sin fuda, uno de los actos más esperados, aunque la jornada taurina se completó con una exhibición vespertina de bou per la vila un tanto deslucida.

Y es que mientras el primer toro que salió a la vila --del hierro de Francisco Fernández y patrocinado por Amics del Bou-- dio algo de juego y respondió a los quites de los rodaors, incluso con algo de peligro; el segundo --de El Pilar y patrocinado por la Comissió de Penyes-- salió con fuerza pero perdió potencia a medida que pasaban los minutos.

La dificultad para encerrarlo provocó que el animal se agotara considerablemente, hasta el punto que desfalleció de las patas delanteras y se arrodilló, aunque posteriormente se levantó y entró por su pie a los corrales.

El sábado se exhibirán los últimos dos toros cerriles de las fiestas, de las ganaderías de El Pilar y Manuel Ángel Millares. H