Desde hace más de un año, los menores que son expulsados de los institutos de Vila-real pueden recibir atención personalizada para evitar estar en la calle o sin hacer nada. Este programa, que se presta en el centro de inserción sociolaboral Espardenyers, permite a los jóvenes, además de estar ocupados hasta que regresen a las aulas, obtener formación para aprender a resolver conflictos o gestionar emociones.

Además, los monitores ahondan en los motivos de la expulsión disciplinaria de los estudiantes, les preguntan por sus objetivos académicos y personales, e imparten conceptos para prevenir la violencia machista, además de fomentar los hábitos de vida saludables para evitar conductas adictivas o malas praxis respecto a la salud sexual.

ACTIVIDADES GRUPALES // Los jóvenes también participan durante las sesiones en actividades grupales, donde realizan en común talleres de temáticas tan diversas como horticultura ecológica, restauración o cerámica, salidas de ocio y dinámicas de grupo.

La iniciativa, promovida por las concejalías de Servicios Sociales y de Educación, ha atendido hasta la fecha a cinco alumnos expulsados, que han requerido de nueve atenciones: tres de ellas a uno de los adolescentes, dos a otros dos y otros dos alumnos han asistido una única vez. Por ahora, solamente dos institutos de la localidad, el Miralcamp y el Broch i Llop, han derivado --con la aprobación de los padres o tutores-- a alguno de sus estudiantes, con edades comprendidas entre los 15 y los 17 años y con peroodos de expulsión que han ido desde un par de semanas a cerca de un mes y medio.

AMBIENTE DISTENDIDO // El objetivo al activar esta iniciativa, según recalcan desde el consistorio, es poner a disposición de los centros educativos un recurso municipal en el que los jóvenes «puedan permanecer durante el tiempo en el que no acudan a clase». El equipo de gobierno considera que acogerse a este programa resulta beneficioso, como medida disciplinaria, porque los jóvenes participan en actividades y dinámicas en un ambiente distendido, informal y relajado, que favorece que «el alumno sea más receptivo a las indicaciones y pautas que les ofrecen» con el fin de evitar conductas reiterativas.

Pese a ello, hay adolescentes recurrentes y, en esos casos, desde el Ayuntamiento tienen en cuenta que «las características sociofamiliares suponen un grado de dificultad que se ve reflejado en las veces que apartan a los adolescentes de los institutos».