La 13ª edición de la Fira del Llibre de Vila-real cerró ayer sus puertas con un buen sabor de boca. La nueva ubicación, en la céntrica plaza Colón, permitió superar las cifras de otros años tanto en afluencia de público como en número de ventas. Tanto es así que la Concejalía de Economía, organizadora del evento, ya se plantea convertir este escenario en permanente.

El edil del área, Xavier Ochando, aseguró a Mediterráneo que gracias al cambio de emplazamiento «se ha rebasado con creces la barrera psicológica de los 1.000 libros vendidos, cifra de la edición anterior, y la conclusión entre editoriales y escritores es en general muy buena».

Uno de los motivos de este aumento está en la numerosa presencia de público juvenil. «La participación el jueves y el viernes de colegios e institutos ha motivado que muchos jóvenes hayan vuelto posteriormente con sus padres y hayan adquirido títulos de literatura para adolescentes», apuntó Ochando, que añadió que también vecinos y comerciantes del centro de la ciudad han acabado «muy satisfechos» con el evento.