El Termet de la ermita de la Mare de Déu de Gràcia revivió anoche la tradición de la festa del fanalet, en la que los niños, acompañados de padres y abuelos, desfilaron con sus farolillos, elaborados a base de sandías a las que sacaron la pulpa, para decorar posteriormente la cáscara e introducir una vela.

Esta celebración constituye una arraigada costumbre de la agenda cultural de agosto en Vila-real, programada desde la concejalía de Tradiciones y el Grup de Danses El Raval.

La actividad comenzó a media tarde, con el taller de confección de los farolillos, en el que desde las 18.00 horas los niños aprendieron a hacer estos objetos íntimamente ligados a la memoria histórica de la ciudad. Una vez acabada esta labor, se hizo una animada cena de sobaquillo, como anticipo del momento más esperado. A partir de las 22.30 horas, las familias participantes en la fiesta tomaron parte en la procesión nocturna por el ermitorio para recordar a la figura del sereno. Una entrañable jornada que sirvió para reunir a diversas generaciones en una noche veraniega. H