Decenas de vila-realenses cumplieron ayer con una tradición de siglos, al participar en la llamada Festa del Termet, y con la que se honra a la patrona de la ciudad en su ermita ubicada en el paraje del mismo nombre.

Se trata de una celebración que tiene lugar cada primer domingo de julio y que, de alguna manera, supone el inicio oficial o, al menos, simbólico, de la temporada estival en Vila-real, así como de la programación que se elabora por parte de las concejalías de Cultura y del Termet, con la colaboración de otros departamentos, y que tiene como escenario este espacio natural junto al Millars.

Bien temprano arrancaron los actos para homenajear en su propia casa a la particular moreneta vila-realense, por cuanto a las 7.30 horas salió desde la iglesia Arciprestal el tradicional Rosario de la Divina Aurora. Una cita que reúne a un buen número de devotos que se desplaza rezando desde el primer templo local hasta el ermitorio. Una vez allí, tuvo lugar la misa y la posterior procesión, en la que la imagen de la patrona desfiló a hombros de sus portadores por el paraje.

REFRESCO // Uno de los momentos más esperados, en especial en la jornada de ayer y dado el calor que ya apretaba desde bien temprano, fue el del popular reparto de horchata y fartons para los asistentes a la fiesta. En torno a 200 litros de la refrescante bebida se repartieron entre quienes quisieron participar en la cita. La reina del 2019, Carmen Rubert, y las damas de su corte fueron las encargadas de realizar el reparto, acompañadas por la concejala de Tradiciones, Noelia Samblás.

Una amplia representación de la corporación municipal, encabezada por el alcalde en funciones, Emilio Obiol, asistió a una celebración que, como de costumbre, finalizó con un concierto de la la Unión Musical La Lira, en la plaza del Pastoret.