Dicen que la empatía hacia los demás resalta la humanidad de las personas. Sin embargo, hay quien, lejos de entender que la sociedad es rica, precisamente, por su diversidad, busca excusas para evidenciar rechazos hacia quienes son diferentes.

Y en ese trabajo continuo para fomentar la integración de todos los colectivos sociales está inmersa la parroquia de los Santos Evangelistas de Vila-real, con su párroco Juan Crisóstomo Nangagahigo al frente.

Tanto es así que, con la colaboración del Ayuntamiento de Vila-real, que cedió las instalaciones de la Ciutat Esportiva Municipal (CEM) y ayudó en la parte técnica de la organización, la parroquia celebró la primera Jornada Deportiva Integrativa. Una iniciativa que arrancó a las 9.00 horas y en la que participaron medio centenar de niños y jóvenes que participan en actividades que llevan a cabo mosén Juan Crisóstomo y sus colaboradores.

«En la parroquia hay diferentes grupos, como es el de catequesis, el de jóvenes que organizan los eventos para el verano o los niños que son beneficiarios del proyecto Sambori de Cáritas, mediante el cual un profesor jubilado da clases de repaso a pequeños que necesitan de un apoyo en sus estudios», explica.

«Entre ellos no se conocen; unos son católicos --los que van a la catequesis-- y otros practican otras religiones --en su mayoría los que reciben clases de apoyo--, de manera que lo que queremos fomentar con esta iniciativa es que se relacionen, pero no solo ellos, sino también sus familias», detalla el sacerdote.

Unir a la gente

El párroco de los Santos Evangelistas incide en el hecho de que, con esta iniciativa, «queremos demostrar que la iglesia no es solo misa y catequesis sino que su función más allá, siempre en beneficio de la comunidad». Y añade: «Las religiones tienen que unir a las personas, porque no son un obstáculo que las separe».

De esta forma, los niños y jóvenes disfrutaron en la Ciutat Esportiva Municipal de eventos deportivos no competitivos, como el fútbol-7, aunque también hubo espacio para divertirse con juegos de agua, carreras de relevos o iniciación a la petanca.

Y, en torno al mediodía, familias al completo aprovecharon el autobús urbano gratuito para desplazarse hasta el paraje del Termet, donde disfrutaron de la piscina de verano. Posteriormente, en la zona de pinada, tuvo lugar una comida fraterna, en la que cada cual llevó su comida, pero también aportó alimentos y guisos para compartir.