La escultura de una mujer desnuda, obra del artista Octavio Vicent, que el Ayuntamiento trasladó a mediados del 2017 de la plaza Mossén Ballester al cruce de la avenida Pius XII con las calles Nules y El Tancat, acaba de ser objeto de un nuevo acto de gamberrismo. Y es que la imagen ha aparecido con sendas pintadas en negro rodeando sus senos.

La casualidad, o no, hace que se cumplan dos años exactos desde que en octubre del 2017 la obra de Octavio Vicent apareciera con los labios marcado con pintura de color rojo intenso.

Desde el consistorio lamentan este tipo de acciones «contra el patrimonio cultural, que es de todos los vila-realenses». Un patrimonio que, en parte, se quiso distribuir por diferentes espacios urbanos, con la finalidad de acercar el arte a todos los rincones de la ciudad. De hecho, el traslado de esta figura desde la plaza Mossén Ballester a su ubicación actual se llevó a cabo en el marco de un plan de embellecimiento urbano tendente a «descentralizar el arte y mejorar el entorno de todos los barrios, aprovechando pequeñas intervenciones».

Un plan que, impulsado por la Concejalía de Territorio que encabeza el edil Emilio Obiol, incluyó otras actuaciones, como las pinturas murales de reconocido prestigio en la muestra Test, el traslado de piezas de José Ortells a diferentes ubicaciones o la reproducción de un dibujo de Quique en la calle Pare Fortuño.