No fue un adiós, porque no se va, sino un agradecimiento por más de media vida de implicación. Este fue el sentir en la misa celebrada ayer por la tarde en la parroquia Santa Sofía de Vila-real que dio la bienvenida formal al nuevo cura titular, Álvaro Miralles, pero también fue un reconocimiento al creador, hace más de medio siglo, y máximo responsable hasta ahora, mosén Guillermo Sanchís. Así pues, la comunidad religiosa de Santa Sofía le hizo llegar un gracias en mayúscula por su dedicación, no solo con la iglesia sino con el barrio, durante 54 años puesto que «tanto para lo bueno como para lo malo, nunca han designado otro párroco».

Un caso poco frecuente, que el impulsor de una iglesia se jubile en la misma sin haber sido trasladado ni sustituido, que ha permitido que el religioso atesore hechos destacados en su trayectoria como la creación de la parroquia, de un colegio --actual Bisbe Pont--, campamentos de verano o una cooperativa de viviendas son algunas de las huellas del cura en Vila-real siempre, como dicen los suyos, «atendiendo a los más necesitados». Y todo eso sin dejar de lado su pasión por el Villarreal CF. De hecho, el presidente del club, Fernando Roig, y su hijo se acercaron ayer a la iglesia y aunque excusaron su presencia en la misa, le entregaron una camiseta conmemorativa. También hubo detalles por parte del Ayuntamiento y varias ovaciones, con los asistentes en pie, al repasar el legado de mosén y tras su intervención en la que insistió en que el único que puede jubilarle es Dios.

Natural de Picassent, Guillermo Sanchís Coscollá llegó a Vila-real en 1965 y es, desde 2007, Hijo Adoptivo de la ciudad. H