El derribo del pabellón Campió Llorens se retrasará unos días por la existencia de una instalación eléctrica que da suministro a los vecinos de las calles cercanas a la infraestructura y que los operarios de Iberdrola se afanan en retirar. Pese a que la junta de gobierno de Vila-real concedió el lunes el permiso de obras, los trabajos de preparación del derribo se han alargado más de lo previsto. El perímetro del histórico polideportivo está completamente vallado y tanto en el exterior como en el interior del mismo se realizan trabajos por parte de la empresa eléctrica. Además, también se ha de retirar aún una parte del techo, que es de uralita. Para estas tareas se ha contratado a una empresa especializada.

Mientras tanto, numerosos ciudadanos se acercan estos días hasta el pabellón para inmortalizar por última vez con sus cámaras el edificio, que se construyó en 1974. Una vecina que observaba las obras ayer por la mañana recordaba que “para toda una generación este ha sido su único polideportivo”. Asimismo, y en respuesta a una petición realizada por miembros de varios colectivos locales, los operarios municipales retiraron parte del parquet, que se entregará a los distintos demandantes como recuerdo.

El derribo del edificio forma parte del convenio entre el consistorio y el Villarreal CF. H